lunes, 24 de noviembre de 2014

El cambiazo


  Sara Peris - Julia Lliveria - Miquel Medina  - Maria Rubio

 Una tarde calurosa de Agosto, cuatro intrépidos jóvenes viajeros, llegaron al aeropuerto de Barcelona. Solo tenían en común dos cosas, que emigraban a Barcelona y que llevaban la misma maleta. Iban a recoger las maletas, cuando llegaron a la recogida de equipaje, sin querer se las cambiaron entre ellos.
Claudia, una joven de 20 años, no muy alta, cara redonda de piel clara, con el pelo corto y castaño, los ojos azules,. Sin querer cogió la maleta de Bintou.
Bintou, una chica de 22 años, de altura mediana, de constitución delgada y piel oscura, tiene el pelo largo y negro con trenzas pequeñitas, ojos marrones. Se confundió de maleta, y cogió la de Marine.
Marine, una joven de 23 años, alta de altura, constitución delgada, piel blanca, tiene el pelo corto y marrón oscuro, ojos marrones y. Se confundió de maleta acogió la de Gonzalo.
Gonzalo, un chico de 27 años, alto y delgado, de piel morena, con el pelo rizado, corto y negro, los ojos de color verde, sin darse cuenta cogió la maleta de Claudia.

Entonces, cuando se dieron cuenta del cambiazo de maletas, se llamaron los unos a los otros, gracias a que en las maletas ponía el nombre, apellido y teléfono de cada persona.
Quedaron todos juntos en el cafè Starbucks coffee del centro de Barcelona. Se sentaron en una mesa y pidieron un trozo de pastel y un café cada uno.
Decidieron que para pasar el rato podrían contarse sus historias de emigración y así conocerse más. El primero en contar su historia fue Gonzalo.
-         Me  llamo Gonzalo Martínez -dijo el chico para empezar-,  vengo de Buenos Aires, Argentina, he emigrado por problemas económicos, allí no tenía trabajo, y mi familia no estaba en su mejor momento, por eso decidí emigrar aquí a Barcelona, para conseguir trabajo y tener una buena vida. Mi hermano, ya había emigrado a Barcelona, y me contó que se vivía muy bien. Cuando vine a Barcelona, ya tenía trabajo porque me habían contratado de jefe de producción en una fábrica.
Cuando acabó de contar su historia, le dijeron a Claudia que querían escuchar su historia de emigración, y ella sin rodeos se puso a contarla.
-         Me llamo Claudia Giménez, vengo de Torás, Castellón. He emigrado por mi marido ya que trabaja aquí, y en mi pueblo he dejado todo, la familia, los amigos, etc. Nunca en mi vida he trabajado, soy ama de casa. Mi amuleto de la suerte es el vestido de novia y un collar.

Entonces, Marine se levantó y dijo que ella también quería contar su historia.

-         Me llamo Marine Cohekeli, vengo de Georgia -añadió la chica-, emigré por problemas económicos, ya que el dinero que ganaba no me daba para permitirme una vida normal, por ese motivo, emigre aquí a Barcelona, allí, tenía trabajo, pero creo que aquí en Barcelona tendré una vida mejor. Recién llegada, fui al “hotel” de migración, donde hice  muchos amigos, y me hicieron jefa de la planta, ya que sabía hablar varios idiomas. Entonces un amigo mío me consiguió un piso en Gracia, ya ahora actualmente es donde vivió.

Solo quedaba una persona, Bintou y se puso a contar su historia
-         Me llamo Bintou, vengo de Etiòpia, África. Emigre por problemas económicos y familiares. Allí trabajaba de canguro, me gustan mucho los niños pequeños. Ahora estoy estudiando para ser profesora de primaria, me gustaría conseguirlo. Mis padres, me dieron dinero para comprarme una casa aquí, cerca de la universidad.
Se quedaron horas y horas hablando, riendo y contándose historias, se hicieron casi íntimos amigos. Hasta que un día no paraban de quedar, quedaban en casa unos y de otros, celebraban todas sus fiestas más comunes de cada país, y se contaban sus culturas. Un día, decidieron de quedar un día a la semana y cada día, una persona diferente hiciera comida de su país, y los otros tenían que ponerle nota del 1 al 10.
La comida que más les gustó fue la de Claudia, ya que hizo una paella riquísima.
Y, al cabo de un tiempo, decidieron hacer tradiciones o homenajes a la gente de sus lugares de origen, empezaron haciendo una huelga de hambre durante tres días, solo podían beber agua, lo hicieron en honor a toda le gente de África sin trabajo, pobre y que no puede comer. Este tipo de reto, les cansó mucha ya que no podían comer nada durante tres días y eso fue lo más difícil. Otro día, para conmemorar a todas las personas que tienen que llevar el burka, decidieron llevarlo durante un día entero y colgar fotos en el facebook apoyando a todas las personas de Georgia y los lugares cercanos.
Por semana santa, en Valencia hay una fiesta típica llamada fallas, y decidieron celebrarla, consiste en reunirte con toda tu família, y tirar petardos. Quedaron en casa de Claudia ya que tenía un jardín, compraron muchos petardos y todos se quedaron a cenar en su casa.  Cuando llegó la noche tiraron muchos petardos y se lo pasaron muy bien.
Gonzalo, nos contó que en Argentina, hay la Fiesta del Chamamé, que consiste en que los días del mes de enero, la gente sale a la calle y canta y baila música estilo Chamamé, que es un género musical de origen folclórico, característico musical de la región oriental de Argentina.

Siguieron celebrando fiestas típicas de cada país durante muchos largos años, y se convirtieron en muy buenos amigos.
De donde sale: Perú
Destino: Barcelona
Motivo: Económico

INTRODUCCION                             ¿TÍTULO DEL RELATO??

Esta es la historia de una chica de Perú que trabajaba mucho y no le daba para lo que quería, le costaba llegar a fin de mes. Ella sabía que así no podía continuar, por tanto, tomó una decisión difícil y arriesgada pero está claro que tenía más a ganar que a perder, así que; ¿ por qué no probar ? Y aquí empezó todo.


Era el año 2012 y tenía 19 años acabados de cumplir. Ya había tomado la decisión, pero aún faltaba contárselo a los padres y a sus 6 hermanos. Cuando se lo contó a sus padres, al principio, se lo tomaron muy mal, pero al cabo de unos días pensaron que era lo mejor para ella y para la familia. Tenía el dinero para el viaje, porque había estado ahorrando durante un año. El día que se fue, fue muy emotivo. Antes de cruzar el sitio donde se facturan las maletas (donde ya tienes que ir solo/a) se abrazó con todos (es decir con sus padres y sus hermanos) pero una vez que pasó la separación, vio que su madre estaba llorando mucho y en un minuto se le pasó por la cabeza todas las vivencias que había tenido, y que dejaría por un tiempo o no, quien sabe. Cuando estuvo en la avión empezó a tener miedo porque sería una ciudad muy grande y creía que se iba a perder o no iba a encontrar trabajo, cosa normal. 
Al llegar tuvo que pagar el taxi con el dinero que tenía ahorrado para el viaje. Al llegar los primeros días tuvo que dormir en la calle, pero en la segunda semana encontró un piso de estudiantes, al que podía vivir sin pagar casi nada ya que eran 4. Primero empezó siendo canguro de un hermano de uno de sus compañeros de piso, ya que sus padres tenían que irse de viaje, y el hermano tenía que trabajar. Lo hizo durante un par de semanas y cobraba 7 euros por hora, y contando que trabajo 20 horas acabó con 140 euros que para empezar no estaba mal, aunque ella quería aspirar a más (porque para pagar el alquiler del piso_____ 70 euros). 

Estuvo algunas semanas buscando trabajo, pero no tuvo suerte. Solo tenía dinero ahorrado de las horas que algunas tardes el que pedían un camarero sin mucha experiencia con ganas de trabajar y joven. Pensó que era el trabajo ideal para ella así que entró a tentar a la suerte. Y lo consiguió. Estaba situado en un callejón del centro, era tranquilo, y aunque olía un poco a pis estaba a gusto. Cobraba el salario mínimo que era suficiente para sus necesidades y además podía tener fiesta dos tarde-noches. 

Ya habían pasado dos meses desde su llegada. Ella, se sentía como en casa, porque es cierto que tuvo que adaptarse a algunas costumbres distintas de las de su país nativo, pero sus compañeros de piso, también aprendieron algo de ella y su cultura. Lo único malo de su piso era que los vecinos eran rácanos a no más poder, pero ella pensó que si los ignoraba no lo pasaría mal. Por tanto, su integración fue buena a pesar de sus vecinos. Hizo algunos amigos y amigas de Barcelona ¿y hasta del primo de uno de sus compañeros de piso??

Hablaba con su familia día sí, día también. Usaba el programa "SKYPE" en que haces una video llamada con quien tú quieras. No era lo mismo que estar con ellos pero se tenía que aguantar.

Se sentía feliz de haber emigrado aunque reconoce que no lo volvería hacer, ya que echaba mucho de menos a los suyos. Eso sí, cuando ya llevaba 9 meses tenía dinero suficiente para poderse pagar un billete " Low Cost" para ir a Perú para visitar a su familia (pudo irse también porque su jefe en el restaurante le dio fiesta).

Y así termina la historia de esta muchacha feliz, por el cambio.


FIN

Trabajo de immigración de Pol Bigas, Gerard Serna, Carles Grilló y Pol Galindo

De donde sale: Perú
Destino: Barcelona
Motivo: Económico

INTRODUCCION                             ¿TÍTULO DEL RELATO??

Esta es la historia de una chica de Perú que trabajaba mucho y no le daba para lo que quería, le costaba llegar a fin de mes. Ella sabía que así no podía continuar, por tanto, tomó una decisión difícil y arriesgada pero está claro que tenía más a ganar que a perder, así que; ¿ por qué no probar ? Y aquí empezó todo.


Era el año 2012 y tenía 19 años acabados de cumplir. Ya había tomado la decisión, pero aún faltaba contárselo a los padres y a sus 6 hermanos. Cuando se lo contó a sus padres, al principio, se lo tomaron muy mal, pero al cabo de unos días pensaron que era lo mejor para ella y para la familia. Tenía el dinero para el viaje, porque había estado ahorrando durante un año. El día que se fue, fue muy emotivo. Antes de cruzar el sitio donde se facturan las maletas (donde ya tienes que ir solo/a) se abrazó a todos (es decir con sus padres y sus hermanos) pero una vez que pasó la separación, vio que su madre estaba llorando mucho y en un minuto se le pasaron por la cabeza todas las vivencias que había tenido, y que dejaría por un tiempo o no, quién sabe. Cuando estuvo en la avión empezó a tener miedo porque sería una ciudad muy grande y creía que se iba a perder o no iba a encontrar trabajo, cosa normal. 
Al llegar tuvo que pagar el taxi con el dinero que tenía ahorrado para el viaje. Al llegar los primeros días tuvo que dormir en la calle, pero en la segunda semana encontró un piso de estudiantes, en el que podía vivir sin pagar casi nada ya que eran 4. Primero empezó siendo canguro de un hermano de uno de sus compañeros de piso, ya que sus padres tenían que irse de viaje, y el hermano tenía que trabajar. Lo hizo durante un par de semanas y cobraba 7 euros por hora, y contando que trabajó 20 horas acabó con 140 euros que para empezar no estaba mal, aunque ella quería aspirar a más (porque para pagar el alquiler del piso eran 70 euros). 

Estuvo algunas semanas buscando trabajo, pero no tuvo suerte. Solo tenía dinero ahorrado de las horas que algunas tardes el que pedían un camarero sin mucha experiencia con ganas de trabajar y joven. Pensó que era el trabajo ideal para ella así que entró a tentar a la suerte. Y lo consiguió. Estaba situado en un callejón del centro, era tranquilo, y aunque olía un poco a pis estaba a gusto. Cobraba el salario mínimo que era suficiente para sus necesidades y además podía tener fiesta dos tarde-noches. 

Ya habían pasado dos meses desde su llegada. Ella, se sentía como en casa, porque es cierto que tuvo que adaptarse a algunas costumbres distintas de las de su país nativo, pero sus compañeros de piso, también aprendieron algo de ella y su cultura. Lo único malo de su piso era que los vecinos eran rácanos a no más poder, pero ella pensó que si los ignoraba no lo pasaría mal. Por tanto, su integración fue buena a pesar de sus vecinos. Hizo algunos amigos y amigas de Barcelona y hasta del primo de uno de sus compañeros de piso.

Hablaba con su familia día sí, día también. Usaba el programa "SKYPE" en que haces una video llamada con quien tú quieras. No era lo mismo que estar con ellos pero se tenía que aguantar.

Se sentía feliz de haber emigrado aunque reconoce que no lo volvería hacer, ya que echaba mucho de menos a los suyos. Eso sí, cuando ya llevaba 9 meses tenía dinero suficiente para poder comprarse un billete " Low Cost" para ir a Perú para visitar a su familia (pudo irse también porque su jefe en el restaurante le dio fiesta).

Y así termina la historia de esta muchacha feliz, por el cambio.


FIN 

domingo, 23 de noviembre de 2014

HISTORIAS DE EMIGRACIÓN




UN LARGO VIAJE

Mariana, una chica Boliviana nacida en Sucre, emigró a Barcelona por diferentes causas. Hacía meses que sus padres murieron en un trágico accidente de tren, en una noche en la que se marcharon a celebrar su 25 aniversario de casados. A partir de esa tragedia decidió empezar una nueva vida con su familia paterna, la cual la acogió muy bien. El hermano grande de su padre se encargó de ella y la ayudó a superar la muerte de sus padres.

Pero sus tíos también se encontraban en una situación económica miserable, teniendo que trabajar duro en el campo recogiendo algodón y aceitunas. Por eso decidieron mudarse a Barcelona, ya que allí tenían un hermano que iba a casarse y les podría ayudar a encontrar empleo. Trabajaron duramente y en tres meses ahorraron el suficiente dinero para comprar los billetes hacia Barcelona.

Con 18 años, Mariana ya trabajaba en una casa de unos señores en Barcelona. Consiguió obtener un sueldo fijo cada mes pero en malas condiciones laborales. No le daban de comer y a veces  no la dejaban ni dormir. Los niños de la casa eran muy maleducados y cuando ella limpiaba y ordenaba algo, ellos iban a deshacer lo que ella había hecho. Después de un año, la contrataron en otra casa situada en Pedralbes donde le pagaban mucho más y vivía en mejores condiciones. Los señores de la casa eran muy simpáticos y amables con ella. Tenían tres hijos llamados Juan, Eva y Rebeca. Eran tres dulces niños de pelo rubio con muy buena educación, la trataban muy bien y se la querían mucho.  

En sus días libres hizo un grupo de amigos, entre ellos el amor de su vida, Cristian Camilo Angulo. Al cabo de un tiempo empezaron una relación, más que una  amistad. Juntos pasaron buenos ratos hasta que Mariana decidió ir a vivir a París. Pensó que allí podría progresar más y tener más oportunidades.

Una vez en París, encontró un buen trabajo y un hogar donde vivir. Su casa era un pequeño apartamento cerca del río Sena, con dos habitaciones y un minúsculo comedor. Aun así le encantaba vivir ahí. Sorprendentemente Cristian Camilo la fue a buscar para estar con ella y se instaló con ella en su apartamento . Al cabo de unos meses de noviazgo, se casaron en París y tuvieron a su primera hija Rosmery Angulo. Por primera vez, Mariana era feliz con la familia que había creado. Al año de tener la niña, la madre de Cristian Camilo falleció y decidieron volver a Barcelona para cuidar al padre del chico.

Regresar a Barcelona no fue nada fácil. Les costó mucho tiempo encontrar un trabajo digno que les permitiera vivir en buenas condiciones. Cristian Camilo se refugió en la bebida y se pasaba todo el día fuera de casa. Mariana tenía que ocuparse de todo: el trabajo, la casa, su hija y también de su suegro que cada día estaba más enfermo. Tras superar varias crisis matrimoniales, la pareja acabó separándose y el abuelo falleció. La pequeña Rosmery era la única alegría de Mariana. Ella, con sus abrazos y sus besos conseguía levantar el ánimo de su madre. 

Al cabo de los años Cristian Camilo rehízo su vida con otra mujer con la que tuvo tres hijos. Pero Mariana en cambio, no tuvo ninguna relación más y se dedicó a trabajar duramente y a educar a su hija. Rosmery conoció a un chico en la universidad con el que tuvo gemelos. Dos niños llamados Mario y Fernando. 

Mariana nos contó que ha tenido una vida bastante difícil ya que siempre ha estado preocupada por su familia y por su situación económica.

“No me siento de Barcelona, aunque llevo tantos años viviendo aquí que no sé nunca qué decir. Intento ir cada Navidad a Sucre para que mi nieta  que vive aquí pueda ver sus raíces. Volver a mi ciudad me produce una gran ternura y me lleva a los años de mi infancia. 

En estos tiempos me siento bastante sola porque no tengo nadie a mi lado y mi hija ya ha hecho su vida y no viene a verme muy a menudo. 

Mi nieta siempre me dice: -Abuela, cuando tu vivías en Bolivia, a que juegos jugabas- y yo siempre le respondo -Yo no tenía juegos, yo jugaba en la calle y me lo pasaba muy bien. Cuando holle esa respuesta siempre se ríe y me regala uno de sus juegos que tiene, porque según ella nunca es tarde para volver a la infancia. 

Sólo tengo un recuerdo del día que cogí el vuelo: se trata de un pequeño colgante que me dio mi abuela paterna. Y aún cocino manjares tradicionales de Bolívia como las Papas rellenas con queso.”

Estas son declaraciones que nos hizo Mariana durante nuestra entrevista. 

Actualmente está trabajando de señora de la limpieza en casa de unos señores en la Vila Olímpica, lo que le permite vivir en un pisito en el barrio del Raval compartido con una amiga suya. Quiere pasar toda la vida en Barcelona, aunque reconoce que la época más feliz de su vida fue cuando vivió en París.

Hecho por Luca Gennaro, Oriol Canals, Irene Rosselló y Paula Vidal

viernes, 21 de noviembre de 2014

HISTORIAS DE EMIGRACIÓN

Esta es una propuesta de trabajo interdisciplinar entre los departamentos de CIENCIAS SOCIALES y LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA.
A partir de unas entrevistas realizadas por el alumnado de 3º ESO a personas que han emigrado de su país de origen, hemos creado textos literarios.


Hay algunos requisitos que todos los relatos deben cumplir:
  • Incorporar elementos de la realidad de cada uno de los entrevistados.
  • Utilizar las diferentes formas de escrito: narración, descripción y diálogo.
  • Incorporar dos tipos de narrador diferente.
  • Crear diferentes personaje.
¡Adelante con vuestra creatividad...
y buen relato!