Antonio Álvarez, Cesar Wang, Alejandro Pérez y Álvaro
García.
L
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os jóvenes solemos tomar las excursiones como una excusa
para no ir al colegio y no hacer nada. No solemos identificar dichas salidas
con conceptos como ´´aprender´´ o ´´trabajar´´. Pero esta vez no fue así y,
como siempre hay una primera vez, en esta salida escolar adquirimos más
conocimientos que en varias horas de clase juntas (suena crítico, pero es así).
Además de la excelente introducción a la
época Victoriana que se nos impartió, donde pudimos manipular distintos
instrumentos de entonces, disfrutamos como niños en la charla con `Charles
Dickens`. Después de este encuentro, fuimos a comer a una pequeña sala, donde
volvimos a la atmósfera del siglo XXI y charlamos de nuevo de equipos de fútbol
y de chicas y chicos guapos.
La segunda
parte de la excursión fue un viaje por la historia londinense desde el siglo
XIX. Pasamos por diferentes salas, cada una era un mundo, fue una verdadera
experiencia. De entre los diferentes aparatos tecnológicos que encontramos en
estas salas, destacamos un mapa electrónico del Londres de hace cien años.
¡Estaba irreconocible!
La actividad había acabado y no era todavía
hora de volver a casa, así que los profesores, en un acto de simpatía, nos
dejaron visitar libremente un sector del museo. Allí aprendimos bastante sobre
los orígenes de Londres y de cómo vivía la gente no de hace cien, si no de hace
mil años!
El reloj
apretaba y llegó el momento de marcharse, cada mochuelo a su olivo, la jornada
escolar más entretenida del año se había terminado