martes, 29 de mayo de 2012

Este lugar es muy raro,
y a veces muy caro.

Pero en verdad, es muy original,
nada de aquí es muy normal.

La gente viste como quieran
y trabajan en lo que puedan.

Si sale el sol es mucho mas bonito,
pero sale muy poquito.

Gente viene a este lugar
para estudiar,trabajar...

La verdad es que es
una ciudad preciosa,
pero si te digo una cosa;
es un poquito sosa.

sábado, 26 de mayo de 2012

Luna


En una aldea abandonada, vive el espíritu de Luna.

Una niña con ojos negros como la noche y pelo castaño oscuro que le llega hasta los hombros, su piel es blanca y brilla cuando se para debajo de una luna llena o tal vez es el color que los espíritus adoptan después de estar años atrapados.

Los que pasan por aquella aldea solo encuentran ruinas, el suelo estaba negro de polvo de la noche del fuego, las paredes de los edificios que seguían  en pie, se decía que aun estaban calientes.
Pero lo que mas les alucina pero a la vez les entra miedo, es que cada luna llena, una niña anda por las ruinas, con una sonrisa.

Se le ve corriendo hacia el bosque, que ahora rodea la aldea, y desaparece después de correr detrás de un pozo viejo.  Pero lo que mas les asombra es que aunque sonríe, sus ojos cuentan otra historia. Aquellos ojos nunca deberían estar en la cara de ningún niño.

Tristeza, confusión, esperanza, maldad.

Todos los que la habían visto contaban la misma historia, ver aquellos ojos, era como ver miles guerras desenvolviéndose de una.

Pero una luna llena, mientras una familia de tres, dos padres y un niño pequeño, pasaban por la abandonada aldea para llegar más fácilmente a su destino  se encontraron frente al espíritu. Los padres  no podían ver nada, mientras su hijo se quedaba mirando a la distancia.

Luna le miraba sonriendo, sus ojos ahora verdes claros como las esmeraldas, le extendió la mano para que la cogiese y espero.

El niño se quedo mirándola sorprendido, no sabia que hacer. Algo le decía- no, gritaba que no debería darle la mano pero se la dio de todas maneras. Extendió su mano lentamente hacia ella y le cogió la mano.

Sus padres miraban con horror mientras su hijo estiraba la mano y cogía algo que no estaba ahí. No sabían que hacer, sus ojos tenían una nube clara cubriéndolos que nunca habían visto antes.

Estaban indefensos mientras su hijo era llevado por una entidad invisible dentro del bosque hacia el pozo viejo.

De repente ven como su  hijo desaparece entre las plantas y no vuelven a verlo hasta la próxima luna llena.
Se habían quedado buscando el bosque como locos, hasta que después de 28 días aparece su hijo en el suelo durmiendo inocentemente sin ningún rasguño en su cuerpo.

Sus padres van ha abrazarlo y se ponen a llorar de alegría pero el solo les pregunta.
-Mama, Papa, creéis en ángeles?

No sabían que responderle, era una pregunta inesperada, se quedan por un rato confundidos hasta que la madre se echa a llorar, no de alegría sino de tristeza. Su hijo no estaba vivo.

Su madre le toca el cachete y le dice –hijo mio, siempre serás mi ángel- y con eso lo abrazo fuerte y no quiso soltar.
Poco a poco él iba desapareciendo, hasta que desapareció completamente dejando a su madre abrazando el aire.

No había rostro de él. Solo había dejado una pluma blanca detrás.

El padre cogió la pluma y la guardo, era lo único que quedaba de su hijo y no iba a perderlo.

Mientras los padres lloraban por la perdida de su hijo, en la distancia los miraba una niña con una sonrisa macabra. Sus labios se habían convertido en un color rojo sangre. 

Y sus ojos ya no mostraban la inocencia que solía haber. Ahora una mirada desagradable ocupaba su cara mientras miraba a las distancias.

No habían quemado la aldea sus residentes sin razón. Intentaron librarse de un mal, un mal que nadie podía parar, pero tal vez algún día, alguien sabrá como destruirla, pero hasta entonces, cualquier niño que  pisaba sus tierras era victima de sus ataques y sus mentiras.

Isabela. 3 ESO A

lunes, 21 de mayo de 2012


Poema

Es un día lluvioso

Hoy me quedo en casa

No me parece gracioso

Que tenga que quedarme en casa



Espero que se pase rápido

Me estoy aburriendo mucho

El sol se ha escondido

Y no me apetece mucho



Cuando el sol salga

Voy a celebrarlo

Bailando la conga

Con mi amigo, Armarlo.



Si el sol no sale

No me podre salir de aquí

Más me vale

No salir allí
Sara Finn

LOS GATOS NO SALIERON


Camilo C.



Aquella noche madrileña hacía frío y el cielo estaba negro. No había ni una sola estrella. Ni si quiera la luna se atrevía a salir. Madrid estaba oscuro. La única luz procedía de las farolas. Era tarde y en las calles de Carabanchel no se oía nada, algo bastante extraño…
Esta noche los gatos no saldrían.

Las drogas y el alcohol habían hecho de Miguel una piltrafa. Con solo 33 años, ya estaba cansado de vivir. Se había escapado de casa muy joven y desde entonces su vida ya no era lo mismo. Sus amigos le habían introducido a este mundo de mala muerte, donde las drogas y el sexo mandaban.
Su higiene ya no le importaba. Su trabajo ya no le importaba. Su vida ya no le importaba…

Miguel tenía barba y era flaco. Las drogas le habían destrozado por completo. Sus padres le decían que era un caso perdido, cosa que le quitó el ánimo para el resto de su corta vida…
Aquella noche yacía en el suelo, no muy limpio, de la Avenida de Oporto, recostado en la pared de granito de la Parroquia de San Vicente de Paul. Se acostaba en un cartón del Corte Inglés que encontró cerca de allí y se cubría con una manta verde oscura, no muy gruesa, que le llegaba de los pies hasta el pecho. Su rostro pálido titiritaba. Su sangre estaba congelada.
A su alrededor no había nadie. Estaba desamparado, como de costumbre.

Sin embargo, en la oscuridad de la plaza en frente de la parroquia, al lado de los columpios, surgía una sombra. Esta se acercaba a Miguel lentamente. Tenia atributos humanos: una cabeza, dos piernas, dos brazos, un torso…
A Miguel no le importaba. Había perdido toda esperanza de salir de su desgracia.
La sombra se acercaba.
Poco a poco.
Lentamente…

Cuando finalmente la sombra se encontraba a menos de 5 metros de Miguel, esta paró. Miguel alzó la cabeza para ver de quien se trataba. Era un hombre alto de cara serena y de ojos brillantes.
El hombre se agachó, miró a Miguel y le preguntó:
-¿Cansado de vivir?
Miguel, no sorprendido de semejante pregunta, le contestó:
-Sí.
-¿Te gustaría empezar una nueva vida?
-Por supuesto.
- Entonces deja este lugar y ven conmigo. Me dedico a ayudar personas como tú. Jóvenes que han perdido la luz y se perdieron en las tinieblas… Créeme,  no eres el único, ni lo serás…- Mientras terminaba de decir estas ultimas palabras le extendió una mano para que se levantase. Miguel, como sus padres dijeron, era un caso perdido, no le importaba mucho lo que hiciesen con él. No temía a la muerte. Eso sí, si supiera lo que estaba a punto de suceder, jamás le hubiera tomado la mano a ese hombre…

La Hermana Violeta estaba durmiendo cuando escuchó de repente sonidos raros que nunca antes había escuchado en el convento. Se levantó de la cama, encendió la luz y se asomó a la ventana. Nada. Oscuridad completa. Los sonidos no paraban y parecían venir de abajo. La Hermana Violeta se estaba preocupando. Asustada, salió de su pequeño cuarto y se dirigió al de al lado, donde dormía la Hermana Clara. El pasillo estaba como el cielo, negro.
Clara estaba profundamente dormida. Incluso roncaba. Violeta no se lo pensó dos veces y empezó a agitar el cuerpo de su amiga para que despertase. Clara abrió los ojos.
-¡Violeta! ¿Qué quieres?
-He escuchado sonidos extraños. Provienen de abajo. ¿Los has oído?
-Yo no he oído nada.
-En serio. Abajo hay alguien.
-Anda… Vete a descansar…
Clara no la creía. Angustiada, Violeta volvió a su dormitorio. Se arropó e intento conciliar el sueño. Pero no pudo. Otra vez los sonidos.
Violeta estaba dispuesta a ir abajo sola y averiguar que estaba ocurriendo. Iba a abrir la puerta justo cuando Clara entra y dice:
-Vale. Te creo. Los he escuchado.

No muy lejos de las dos hermanas, Miguel despertó de un corto sueño. Se encontraba en una sala poco iluminada y con objetos religiosos por todas partes. Sus manos y pies estaban clavados a tablas de madera. Se encontraba medio desnudo con un trapo  atado a la cintura. Sentía pinchos en su cabeza. Miguel, aunque no lo pareciera, sentía el dolor, pero no gritaba. Solo lloraba.
-De esta no salgo.
Miguel tenía razón.
De tras de él sonó una voz:
-Tú ya no mereces vivir. Perro de la calle. Tu cuerpo servirá mejor para mis intenciones que para mendigar en la calle. Tu vida no me importa. Ya la has estropeado. Lo único útil de ti es tu carne, tu cuerpo.
Miguel no se sentía ofendido. Después de todo, tenia razón. Había desperdiciado su vida.
Frente a Miguel se levantaba la figura de aquel hombre alto que dijo que le ayudaría. Pero esta vez estaba encapuchado y llevaba una lanza en la mano. De su cuello colgaba un rosario con una cruz relativamente grande de madera oscura.
-No he mentido. Te ayudaré a deshacerte del dolor de tu miseria. Estarás más caliente en el infierno que en la calle. Créeme.
Al finalizar su breve discurso el hombre de capucha se santifico.
A continuación Miguel notó el mayor dolor que jamás haya sentido. Su costado había sido atravesado por un metal helado como el hielo.
Fue entonces cuando Miguel gritó.

Las dos hermanas estaban caminando por el ya iluminado pasillo cuando escucharon un grito masculino, que, efectivamente, procedía de abajo. Las hermanas se dieron prisa.
El pasillo terminaba en unas escaleras de caracol que descendían a la iglesia.
-¿Qué puede ser a estas horas?
-No lo sé pero creo que deberíamos de haber despertado a más gente. Imagina que es un asesino o algo por el estilo…
-Violeta. No me asustes más de lo que ya estoy.
-Venga, vamos a por más gente. Por favor.
-Está bien. Vamos.

Trece hermanas bajaron juntas a la iglesia. Encendieron las luces e iniciaron una búsqueda sin éxito.
Rendidas y sin pistas de lo que provocó aquellos sonidos decidieron llamar a la policía. Violeta daba las gracias a Dios de que nada grave había sucedido. Miró atrás, al altar, donde se encontraba el Cristo crucificado. Violeta se llenaba cada vez de tristeza cada vez que lo miraba. Era una imagen muy impactante. No obstante, esa noche, el Cristo parecía sufrir mucho, más de lo normal. Violeta, emocionada, fue a besarle los pies que, según la tradición, daba buena suerte y era una forma de reverencia al Señor.
Cada metro que se acercaba Violeta, el Cristo parecía más autentico, más real. Lagrimas cayeron de las mejillas de Violeta. Ya al frente de él, totalmente decidida, la hermana le besó los pies. Sintió en sus labios carne, no material duro. Violeta estaba extrañada. Se tocó con la punta de los dedos los labios y se untaron de líquido rojo y espeso. La monja estaba confusa y las ideas que le pasaban por la mente eran imposibles. Violeta dirigió su mirada hacía el rostro pálido de Jesús.
-Dios mio…

El secreto esta en la receta


Hacia ya un par de meses que se estaban produciendo desapariciones de personas sin que ningún rastro de ellas se pudiese hallar en las calles de Londres. Hasta ahora todas las características de las personas desaparecidas se repetían: hombres robustos y altos de todas las áreas de la ciudad, a razón de unos cinco a la semana.

Este era probablemente uno de los casos mas difíciles que jamás había tenido la policía londinense. No había ningún rastro ni pistas. Como puedes imaginar esto era un caso que asombraba profundamente a la policía. Se conocía como «El caso imposible».

  Hoy, Albert Jones, detective de unos treinta años que estaba en cargo de este caso extraño, se dirijía al trabajo. Irónicamente, Albert tenía justo el tipo y estatura de los hombres que desaparecían, pero aun así era, quizás, uno de los hombres mas astutos y observadores del departamento de policía.

Sin embargo, hoy estaba totalmente agotado de trabajar hasta altas horas de la madrugadada y a pesar de ser tan observador como era, no se dio cuenta de una sombra clandestina que le vigilaba desde una columna.

El detective alzó la cabeza hacia el cielo gris londinense. Iba a llover y no tenía paraguas, así que sería mejor refugiarse hasta que pasase la lluvia. 
Entr en una pequeña cafetería y se sentó en la mesa próxima a la ventana.
Por dentro, la cafetería era aun mas pequeña de lo que se había imaginado.Tena las paredes pintadas de un horrible tono rosa pálido. Las sillas y mesas eran de madera oscura todas con sus manteles blancos bordados. 

No tardo en atenderle una señora mayor, de unos sesenta y poco años, vestida totalmente de rosa.
—¡Buenos días! ¿Puedo ofrecerle un tè? ¿Quizás… un trozo de pastel?—le sugirió  la señora. 
Su estomago gruñó al oír las palabras. No había desayunado aquella mañana. 
—¡Si por favor! Aunque…. ¿Podría decirme de que es el pastel?—
La señora pensó un momento y le dijo dulcemente que el pastel del día era de carne. Obviamente, con tanta hambre, el detective le dijo que le trajese un gran trozo.  

Mientras que la mujer le preparaba el pedido, Albert se quitó la gabardine, se acomodó en su silla y escucho a una voz masculina, lenta y aburrida en la radio sobre un fondo de música suave.

Momentos después, la señora regresó con un pastel caliente, una tetera y una  taza que puso sobre la mesa. 
—Que aproveche.— le dijo a Albert, sonriendo. El esperaba a que se retirase, pero se mantuvo delante de él esperando a que probase el pastel, así que empezó a comer.

—Está… ¡delicioso!— dijo, casi gritando. 
La mujer empezó a reír histéricamente, dejando al detective perplejo. 
—Me lo dicen mucho. Y me preguntan como lo preparo para que esté tan bueno, pero eso es el secreto de la casa— le susurro.
El detective se rasco la oreja, algo nervioso, aunque no saba porque. 
La mujer continuó —¿Quieres ver como lo preparamos?— 

Albert pensó un segundo. No le gustaba nada el rumbo que iba tomando la conversación, tenía prisa y quería volver pronto al trabajo. Decidió seguirle la corriente para satisfacer su curiosidad. Asintió con la cabeza y esbozó una sonrisa falsa.
 Se levantó y siguió a la anciana hasta la puerta de la cocina. Ella abrió la puerta y le hizo un gesto de preferencia a Albert. Entró con precaución, aunque no se dio cuenta que la mujer había escondido un cuchillo detrás de la espalda…

Cuando se dio la vuelta la mujer ya no sonreía. 
—No te preguntabas como mis pasteles están tan deliciosos?¿No tienes curiosidad de saber mi receta?— le decía
Por alguna razón, Albert se sentía muy asustado. Sus instintos le decían que algo iba terriblemente mal.

Miró a la mujer. Sonreía de nuevo, pero ya no era una sonrisa dulce. Era una mueca grotesca y cruel.
El detective noto que su pulso aceleraba.

Aterrorizado, intento mantener una calma aparente. Al girar la cabeza se encontró en una tabla de cortar lo que parecían  los restos de una pierna humana.  

Se le revolvieron las tripas y noto como un liquido acido atravesaba su garganta cuando se dio cuenta de lo que había comido. Le entraron arcadas. 

La mujer monstruosa volvió a reir histéricamente, sacando el cuchillo que tenia escondido detrás de su espalda.

Parecía que el detective había resuelto el caso, pero ahora también iba a ser víctima de el.
—Estoy segura que confeccionare mi mejor pastel contigo— le dijo, entre carcajadas, antes de clavar el cuchillo en su cuello….



La vida

Caminando por la vereda del río
voy tirando cantos con forma,
me olvido de donde he vivido
y de todo lo que he sufrido.
La vida es dura,
dura como una piedra
adaptarse a la escritura,
y a la sílaba que queda.
En este cálido encuentro
donde te hallas con tu propia vida,
jugando a ser feliz
en ese día a día,
aparece la amarga soledad,
y ese inolvidable perdón
que hacen de ti
una persona especial.

Con este escrito,
yo te diría,
que lo que es bonito
es vivir con alegría.
Guillermo Alonso

domingo, 20 de mayo de 2012


-Ella

Cuando ella sonreía,
También lo hacia yo,
Cuando ella se reía también me reía yo,
Y cuando ella me quería,
También la quería yo… mentira,
Porque yo la llevo amando desde no se cuando,
Aunque ella no se entero.

Hasta tal punto
Que no puedo estar un solo día
Sin mirarla, sin abrazarla y sin besarla.
Y si no lo hiciera por alguna razón,
Se me rompería el corazón.

Y yo no puedo olvidarla,
Ni parar de amarla,
Porque ella manda en mí,
Sin yo poderlo decidir,
Porque sin mi pitufa yo no puedo vivir.

                                             Alex Rodriguez Senande.

''La Rutina''



Era un día normal, 
hasta ese momento no me tocaron la moral,
llegue a clase y me dijeron que tenía examen, 
yo pensé que certamen,
miré a mi alrededor,
todo parecía un esplendor,
antes de escribir mi nombre solo pensaba en la posibilidad de aprobar,
asi que lo que hice fue coger el móvil y buscar.

Empecé el examen con las pilas puestas,
intentando buscar las respuestas,
yo no era muy estudiantil,
lo dicen por mi perfil,
yo soy futbolista,
hasta lo dice mi dentista,
por mis pelos rubios,
abur a mis estudios
Amen.

sábado, 19 de mayo de 2012


Tiene mil trajes de lujo,
son de seda y tafetán.
Nunca beberá un orujo,
ella es más de champán.

Natural indiscutible,
con un precio inaccesible.
Una rica prototipo,
de insaciable apetito.

Anda siempre por Vallecas,
con rubíes y diamantes.
Por extraño que parezca,
no son falsos, son brillantes.

Tiene pipas y caviar,
algún Porche y un Jaguar,
clientela hasta en la China,
en Malasia y en Catar.

No hagáis caso a los prejuicios,
ellos no tienen el mando.
Vete a un bar de carretera,
ella te estará esperando.


Antonio Álvarez García

viernes, 18 de mayo de 2012

Preguntas de un rosa



La rosa le dijo al clavel:
¿De qué color quieres ser?

El clavel contestó a la rosa,
del color de mi ser

Y mi ser es infinito, incalculable
 igual que tu belleza al mirarte.

La rosa le preguntó al clavel:
¿De qué país quieres ser?

Y el clavel le dijo a la rosa,
del país que un día crearé.
Dónde no haya límites, fronteras
y espacios para recorrer.

Y la rosa le pidió al clavel,
llévame contigo pues quiero
a ese mundo pertenecer.

                                                  Ariana Florentino González

jueves, 17 de mayo de 2012

Cuento


Siempre estoy con una sonrisa cada vez que estoy con ella, siempre que podemos Carolina y yo estamos juntos en su casa, ella trabaja en un despacho de abogados y yo sigo estudiando mi carrera de Biólogo marino, hoy es un día bastante especial Carolina y yo cumplimos un año desde que estamos juntos asique hoy cenaremos juntos en su casa, le prepararé una gran cena que cuando la vea se sorprenderá mucho, me hace mucha ilusión este día espero que no suceda nada que pueda cambiarlo.
8:00. Me despierto, hoy estoy bastante feliz pensando en que esta noche la podre pasar entera con ella, que ilusión tengo, tengo tantas ganas de verla que si podría me iría ahora y estaría todo el día con ella..pero no puedo ella esta trabajando y yo tengo que ir a la universidad, me visto y desayuno corriendo hoy me he levantado bastante tarde, ayer me acosté muy tarde pensando en que había alguien en casa,y que me quería matar pero no era así.
10:00. Salgo de casa y cojo el bus hacia la universidad entro en clase, la clase ya había empezado me siento en mi sitio y me pongo a pensar en ella.
Al cabo de unas horas recibo un mensaje de ella diciéndome que había tenido problemas en casa con su padre y que no sabía si podía esta noche invitarme a casa a cenar, me enfade lo único que quería es estar con ella y su padre no nos dejaba.
14:00. Salgo de la universidad, la llamo estamos media hora hablando por el móvil lo único que me dice es que no sabe si podrá ir hoy a la cena, estoy muy enfadado, cojo mis cosas y me voy a casa.
Llega la noche ningún mensaje de ella ni ninguna llamada sigo muy enfadado ya no es con su padre, si no con ella se que su padre a veces no le deja ir a los sitios porque tiene que mantener a su hermano pequeño y cuidarle, pero se que esta vez ha sido ella que ella no quiere verme que lo único que quiere hacer es irse a casa después de un largo día y tumbarse en el sillón sin quedar conmigo ni nada estoy bastante triste. Me voy a dormir sigo pensando en el tema, oigo voces en mi cabeza.
Me levanto al día siguiente esta vez no me apetece ir a la universidad, pongo la tele y escucho las noticias mientras que me hago unas tostadas, una mujer hallada en su casa muerta, tres navajazos hallados en su cuerpo.
-Mujer rubia, ojos azules llamada Carolina hallada en su casa.

Me giro subo el volúmen de la televisión me pongo atentamente enfrente del televisor, deduzco que es ella se me caen las tostadas que estaba haciendo al suelo no me lo podía creer que había sucedido eso cojo el móvil llamo corriendo a su padre, me contesta un señor que no era su padre:

-Carlos he oído en las noticias lo que ha sucedido. ¿Cómo ha podido ocurrir?
-No soy Carlos, soy el agente García, ¿es usted Juan Domingo?
-Si soy yo, ¿que sucede?
-Hoy le queremos ver en la comisaría a las 12:00, no falte
-Vale iré allí

Cuelgo el teléfono salgo de casa y voy hacia la comisaría ¿que habrá pasado? ¿como ha ocurrido todo esto? y ¿por qué me quieren a mi en la comisaria?.
Llego hay dos policías en la entrada, el agente está en el banco esperando mi llegada.

- Es usted Juan Domingo
-Si soy yo ¿que ha pasado?
-Queda detenido por el asesinato de Carolina Campo

Me quedo aturdido lo único que pienso es por que creen que he sido yo veo al padre de Carolina llorando con su hermano pequeño en su lomo, cuando me acerco a ellos el padre me empieza a gritar que por que he matado a su hija lo único que digo es pero yo no hice nada por que piensan eso, el padre me mira y me dice:
-¿Como te atreves?
Me quedo aturdido no se lo que pasa. Me meten a un cuarto me hacen muchas preguntas extrañas no se por que me dicen todas esas cosas, lo único que les respondo es que yo no lo hice. Me traen a un doctor al cuarto, y me pregunta:
-Soy el doctor Ruiz, ¿alguna vez usted ha oído voces en su cabeza?
Me quedo pensando la pasada noche oí unas cuantas voces pero eso no significaba que yo había matado a Carolina. No le respondí, el doctor me miro y me dijo:
-Se que es muy difícil todo lo que te voy a decir pero tu mataste a Carolina es normal que no te acuerdes ni que creas que has sido tu.
-¿Y por que la iba a matar?
-Por el simple hecho de que tienes una enfermedad, esta enfermedad no tiene cura pero si que se puede tratar tomándote unas pastillas
-¿Que enfermedad tengo?
-Tienes una enfermedad que se llama esquizofrenia.

No me podía creer lo que me estaba diciendo tengo 25 años y llevo una vida normal nunca me ha pasado nada raro lo único que oía eran voces a veces y ya esta y a veces me podía imaginar que había alguien que estaba dentro en mi casa, que me quería matar y robar.
El doctor me empezó a informar de esta enfermedad, me dijo que era una enfermedad en la cuál los pacientes no se daban cuenta de que llevaban dos vidas diferentes podían estar muy tranquilos por el día pero si les daba un espasmo como a mi me había dado, podíamos incluso matar a personas.

Sara López

miércoles, 16 de mayo de 2012

 El primer día             

Fue mi primer día.
Mi primer día en una ciudad en la que todo el mundo le gustaría estar. En un lugar donde mis suenhos se podría hacer realidad. Estaba en la ciudad de las luces. En París.

Eran las 9:00 de la mañana, y ya había llegado al aeropuerto ‘Charles de Gaulle’ En Francia. Estaba cogiendo la maleta tras salir del avión y de repente ví a un hombre que pasaba por delante mío iba increiblemente bien vestido y parecía joven. Tenía un pelo marrón corto, reluciente, y unos ojos verdes, ‘que quitaban el hipo’.           Me quede mirándole hipnotizadamente, cuando en cuestión de segundos me miró y echo una sonrisa picara. En ese momento supe que ibamos a volver a vernos.

Eran las 9:30 y estaba montándome en un taxi, hacia mi hotel.

Al llegar al hotel a las 10:15, decidí organizar mi ropa para que no se arrugase demasiado en la maleta. Tan pronto acabé sobre las 10:45 fui a dar una vuelta por esta ciudad, para ver los monumentos más conocidos como por ejemplo la Torre Eiffel. Llevaba un pequeño bolso, con un teléfono móvil y un diccionario de castellano a francés.

Ver la Torre Eiffel por primera vez, será  algo que yo nunca olvidaré. Me había imaginado algo muchos más pequenho. Pero la torre era gigantesca.
Me gustaba pensar que yo estaba allí, justo en el momento que la estaban construyendo hace miles de años.

Miré hacia el lado derecho, y ví como a un senhor se le caía la cartera. Fui a cogerla y fui corriendo para darsela. Le di un ligero toque en la espalda, se dió la vuelta y no me lo podia creer. Era el chico tan guapo que había visto esta manhana. Malamente le dije en francés que se le había caído la cartera y que yo se la cogido para trersela. El debió dares cuenta que yo era española y rapidamente me contestó en castellano. Me alegré mucho de que suoiese hablar en castellano porque no era capaz de buscar palabras en el diccionario mientras mantenía una conversación.


No sabía cómo agradecérmelo. Me dijo que tenía papelitos con numeros muy importantes en la cartera. Hasta que llegó a la conclusion de invitarme a tomar algo a un bar al día siguiente y así poder seguir hablando. y yo sin pensarlo acepté, quedamos en un bar al lado de la Torre Eiffel. Lucas(que así se llamaba) tenía prisa nos despedimos .
No me lo podía creer, había quedado con el chico que ví aquella mañana. Las cosas iban a cambiar, y solo era el primer día.

martes, 15 de mayo de 2012

POEMA

Vi mi rostro
reflejado ante tus ojos

Sentí tu alma
tocando mi cara

Sentí un escalofrio,
cuando rozaste mi brazo

El tiempo se detuvo
cuando dijiste
--te quiero--

Lo repetiste susurrando
a mi oido
--te quiero--

Poema

Tenía que hacer un poema,
ahí comenzó mi problema.
Yo no era un gran poeta,
busqué rimas, de la a, a la zeta.

Comencé mi travesía,
me adentré en la poesía,
lo primero era el tema,
¡ hay Diós mío qué dilema !

Yo intentaba e intentaba
pero nada me rimaba,
no nací para esto
pero se merecía un esfuerzo.

Y aquí estoy, escribiendo poesía
intentando imitar, a la cuaderna vía.
Y aunque algunos piensen que es una osadía,
yo estoy muy contento, con el fruto de mi travesía.

Álvaro Echávarri.

martes, 1 de mayo de 2012

DÍA DEL LIBRO

Para conmemorar el DÍA INTERNACIONAL DEL LIBRO hemos convocado un certamen literario.
No tod@s se animan a participar en un certamen... pero sí que han sido much@s los que han dado alas a su creatividad y aquí os presentan sus textos literarios...
¡Muy bien... lo importante es participar!... veamos qué nos cuentan...