Este lugar es muy raro,
y a veces muy caro.
Pero en verdad, es muy original,
nada de aquí es muy normal.
La gente viste como quieran
y trabajan en lo que puedan.
Si sale el sol es mucho mas bonito,
pero sale muy poquito.
Gente viene a este lugar
para estudiar,trabajar...
La verdad es que es
una ciudad preciosa,
pero si te digo una cosa;
es un poquito sosa.
Este es un espacio abierto a las aportaciones de tod@s los que estáis en la etapa final de la ESO afianzando vuestros conocimientos en el dominio de este magnífico instrumento de comunicación que es la lengua... y por ello, aquí esperamos ver también vuestras creaciones literarias... y mucho más.
martes, 29 de mayo de 2012
sábado, 26 de mayo de 2012
Luna
En una
aldea abandonada, vive el espíritu de Luna.
Una niña con ojos negros como la
noche y pelo castaño oscuro que le llega hasta los hombros, su piel es blanca y
brilla cuando se para debajo de una luna llena o tal vez es el color que los espíritus
adoptan después de estar años atrapados.
Los que
pasan por aquella aldea solo encuentran ruinas, el suelo estaba negro de polvo
de la noche del fuego, las paredes de los edificios que seguían en pie, se decía que aun estaban calientes.
Pero lo que mas les alucina pero a la vez les entra miedo, es que cada luna
llena, una niña anda por las ruinas, con una sonrisa.
Se le
ve corriendo hacia el bosque, que ahora rodea la aldea, y desaparece después de
correr detrás de un pozo viejo. Pero lo
que mas les asombra es que aunque sonríe, sus ojos cuentan otra historia.
Aquellos ojos nunca deberían estar en la cara de ningún niño.
Tristeza,
confusión, esperanza, maldad.
Todos los que la habían visto contaban la misma
historia, ver aquellos ojos, era como ver miles guerras desenvolviéndose de
una.
Pero
una luna llena, mientras una familia de tres, dos padres y un niño pequeño,
pasaban por la abandonada aldea para llegar más fácilmente a su destino se encontraron frente al espíritu. Los
padres no podían ver nada, mientras su
hijo se quedaba mirando a la distancia.
Luna le
miraba sonriendo, sus ojos ahora verdes claros como las esmeraldas, le extendió
la mano para que la cogiese y espero.
El niño
se quedo mirándola sorprendido, no sabia que hacer. Algo le decía- no, gritaba
que no debería darle la mano pero se la dio de todas maneras. Extendió su mano
lentamente hacia ella y le cogió la mano.
Sus
padres miraban con horror mientras su hijo estiraba la mano y cogía algo que no
estaba ahí. No sabían que hacer, sus ojos tenían una nube clara cubriéndolos
que nunca habían visto antes.
Estaban
indefensos mientras su hijo era llevado por una entidad invisible dentro del
bosque hacia el pozo viejo.
De
repente ven como su hijo desaparece
entre las plantas y no vuelven a verlo hasta la próxima luna llena.
Se
habían quedado buscando el bosque como locos, hasta que después de 28 días
aparece su hijo en el suelo durmiendo inocentemente sin ningún rasguño en su
cuerpo.
Sus
padres van ha abrazarlo y se ponen a llorar de alegría pero el solo les
pregunta.
-Mama,
Papa, creéis en ángeles?
No
sabían que responderle, era una pregunta inesperada, se quedan por un rato
confundidos hasta que la madre se echa a llorar, no de alegría sino de
tristeza. Su hijo no estaba vivo.
Su
madre le toca el cachete y le dice –hijo mio, siempre serás mi ángel- y con eso
lo abrazo fuerte y no quiso soltar.
Poco a poco él iba desapareciendo, hasta
que desapareció completamente dejando a su madre abrazando el aire.
No
había rostro de él. Solo había dejado una pluma blanca detrás.
El
padre cogió la pluma y la guardo, era lo único que quedaba de su hijo y no iba
a perderlo.
Mientras
los padres lloraban por la perdida de su hijo, en la distancia los miraba una
niña con una sonrisa macabra. Sus labios se habían convertido en un color rojo
sangre.
Y sus ojos ya no mostraban la inocencia que solía haber. Ahora una
mirada desagradable ocupaba su cara mientras miraba a las distancias.
No
habían quemado la aldea sus residentes sin razón. Intentaron librarse de un
mal, un mal que nadie podía parar, pero tal vez algún día, alguien sabrá como
destruirla, pero hasta entonces, cualquier niño que pisaba sus tierras era victima de sus ataques
y sus mentiras.
Isabela. 3 ESO A
lunes, 21 de mayo de 2012
Es un día lluvioso
Hoy me quedo en casa
No me parece gracioso
Que tenga que quedarme en casa
Espero que se pase rápido
Me estoy aburriendo mucho
El sol se ha escondido
Y no me apetece mucho
Cuando el sol salga
Voy a celebrarlo
Bailando la conga
Con mi amigo, Armarlo.
Si el sol no sale
No me podre salir de aquí
Más me vale
No salir allí
Sara Finn
LOS GATOS NO SALIERON
Camilo C.
Aquella noche madrileña hacía frío y el cielo estaba
negro. No había ni una sola estrella. Ni si quiera la luna se atrevía a salir.
Madrid estaba oscuro. La única luz procedía de las farolas. Era tarde y en las
calles de Carabanchel no se oía nada, algo bastante extraño…
Esta noche los
gatos no saldrían.
Las drogas y el
alcohol habían hecho de Miguel una piltrafa. Con solo 33 años, ya estaba
cansado de vivir. Se había escapado de casa muy joven y desde entonces su vida
ya no era lo mismo. Sus amigos le habían introducido a este mundo de mala
muerte, donde las drogas y el sexo mandaban.
Su higiene ya no le
importaba. Su trabajo ya no le importaba. Su vida ya no le importaba…
Miguel tenía barba
y era flaco. Las drogas le habían destrozado por completo. Sus padres le decían
que era un caso perdido, cosa que le quitó el ánimo para el resto de su corta
vida…
Aquella noche yacía
en el suelo, no muy limpio, de la Avenida de Oporto, recostado en la pared de
granito de la Parroquia de San Vicente de Paul. Se acostaba en un cartón del
Corte Inglés que encontró cerca de allí y se cubría con una manta verde oscura,
no muy gruesa, que le llegaba de los pies hasta el pecho. Su rostro pálido
titiritaba. Su sangre estaba congelada.
A su alrededor no
había nadie. Estaba desamparado, como de costumbre.
Sin embargo, en la
oscuridad de la plaza en frente de la parroquia, al lado de los columpios,
surgía una sombra. Esta se acercaba a Miguel lentamente. Tenia atributos
humanos: una cabeza, dos piernas, dos brazos, un torso…
A Miguel no le
importaba. Había perdido toda esperanza de salir de su desgracia.
La sombra se
acercaba.
Poco a poco.
Lentamente…
Cuando finalmente
la sombra se encontraba a menos de 5 metros de Miguel, esta paró. Miguel alzó
la cabeza para ver de quien se trataba. Era un hombre alto de cara serena y de
ojos brillantes.
El hombre se
agachó, miró a Miguel y le preguntó:
-¿Cansado de vivir?
Miguel, no
sorprendido de semejante pregunta, le contestó:
-Sí.
-¿Te gustaría
empezar una nueva vida?
-Por supuesto.
- Entonces deja
este lugar y ven conmigo. Me dedico a ayudar personas como tú. Jóvenes que han
perdido la luz y se perdieron en las tinieblas… Créeme, no eres el único, ni lo serás…- Mientras
terminaba de decir estas ultimas palabras le extendió una mano para que se
levantase. Miguel, como sus padres dijeron, era un caso perdido, no le
importaba mucho lo que hiciesen con él. No temía a la muerte. Eso sí, si
supiera lo que estaba a punto de suceder, jamás le hubiera tomado la mano a ese
hombre…
La Hermana Violeta
estaba durmiendo cuando escuchó de repente sonidos raros que nunca antes había escuchado
en el convento. Se levantó de la cama, encendió la luz y se asomó a la ventana.
Nada. Oscuridad completa. Los sonidos no paraban y parecían venir de abajo. La
Hermana Violeta se estaba preocupando. Asustada, salió de su pequeño cuarto y
se dirigió al de al lado, donde dormía la Hermana Clara. El pasillo estaba como
el cielo, negro.
Clara estaba
profundamente dormida. Incluso roncaba. Violeta no se lo pensó dos veces y empezó
a agitar el cuerpo de su amiga para que despertase. Clara abrió los ojos.
-¡Violeta! ¿Qué
quieres?
-He escuchado
sonidos extraños. Provienen de abajo. ¿Los has oído?
-Yo no he oído
nada.
-En serio. Abajo
hay alguien.
-Anda… Vete a
descansar…
Clara no la creía.
Angustiada, Violeta volvió a su dormitorio. Se arropó e intento conciliar el
sueño. Pero no pudo. Otra vez los sonidos.
Violeta estaba
dispuesta a ir abajo sola y averiguar que estaba ocurriendo. Iba a abrir la
puerta justo cuando Clara entra y dice:
-Vale. Te creo. Los
he escuchado.
No muy lejos de las
dos hermanas, Miguel despertó de un corto sueño. Se encontraba en una sala poco
iluminada y con objetos religiosos por todas partes. Sus manos y pies estaban
clavados a tablas de madera. Se encontraba medio desnudo con un trapo atado a la cintura. Sentía pinchos en su
cabeza. Miguel, aunque no lo pareciera, sentía el dolor, pero no gritaba. Solo
lloraba.
-De esta no salgo.
Miguel tenía razón.
De tras de él sonó
una voz:
-Tú ya no mereces
vivir. Perro de la calle. Tu cuerpo servirá mejor para mis intenciones que para
mendigar en la calle. Tu vida no me importa. Ya la has estropeado. Lo único
útil de ti es tu carne, tu cuerpo.
Miguel no se sentía
ofendido. Después de todo, tenia razón. Había desperdiciado su vida.
Frente a Miguel se
levantaba la figura de aquel hombre alto que dijo que le ayudaría. Pero esta
vez estaba encapuchado y llevaba una lanza en la mano. De su cuello colgaba un
rosario con una cruz relativamente grande de madera oscura.
-No he mentido. Te
ayudaré a deshacerte del dolor de tu miseria. Estarás más caliente en el
infierno que en la calle. Créeme.
Al finalizar su
breve discurso el hombre de capucha se santifico.
A continuación
Miguel notó el mayor dolor que jamás haya sentido. Su costado había sido
atravesado por un metal helado como el hielo.
Fue entonces cuando
Miguel gritó.
Las dos hermanas
estaban caminando por el ya iluminado pasillo cuando escucharon un grito
masculino, que, efectivamente, procedía de abajo. Las hermanas se dieron prisa.
El pasillo
terminaba en unas escaleras de caracol que descendían a la iglesia.
-¿Qué puede ser a
estas horas?
-No lo sé pero creo
que deberíamos de haber despertado a más gente. Imagina que es un asesino o
algo por el estilo…
-Violeta. No me
asustes más de lo que ya estoy.
-Venga, vamos a por
más gente. Por favor.
-Está bien. Vamos.
Trece hermanas
bajaron juntas a la iglesia. Encendieron las luces e iniciaron una búsqueda sin
éxito.
Rendidas y sin
pistas de lo que provocó aquellos sonidos decidieron llamar a la policía.
Violeta daba las gracias a Dios de que nada grave había sucedido. Miró atrás,
al altar, donde se encontraba el Cristo crucificado. Violeta se llenaba cada
vez de tristeza cada vez que lo miraba. Era una imagen muy impactante. No
obstante, esa noche, el Cristo parecía sufrir mucho, más de lo normal. Violeta,
emocionada, fue a besarle los pies que, según la tradición, daba buena suerte y
era una forma de reverencia al Señor.
Cada metro que se
acercaba Violeta, el Cristo parecía más autentico, más real. Lagrimas cayeron
de las mejillas de Violeta. Ya al frente de él, totalmente decidida, la hermana
le besó los pies. Sintió en sus labios carne, no material duro. Violeta estaba
extrañada. Se tocó con la punta de los dedos los labios y se untaron de líquido
rojo y espeso. La monja estaba confusa y las ideas que le pasaban por la mente
eran imposibles. Violeta dirigió su mirada hacía el rostro pálido de Jesús.
-Dios mio…
El secreto esta en la receta
Hacia ya un par de meses que se estaban produciendo desapariciones de personas sin que ningún rastro de ellas se pudiese hallar en las calles de Londres. Hasta ahora todas las características de las personas desaparecidas se repetían: hombres robustos y altos de todas las áreas de la ciudad, a razón de unos cinco a la semana.
Este era probablemente uno de los casos mas difíciles que jamás había tenido la policía londinense. No había ningún rastro ni pistas. Como puedes imaginar esto era un caso que asombraba profundamente a la policía. Se conocía como «El caso imposible».
Hoy, Albert Jones, detective de unos treinta años que estaba en cargo de este caso extraño, se dirijía al trabajo. Irónicamente, Albert tenía justo el tipo y estatura de los hombres que desaparecían, pero aun así era, quizás, uno de los hombres mas astutos y observadores del departamento de policía.
Sin embargo, hoy estaba totalmente agotado de trabajar hasta altas horas de la madrugadada y a pesar de ser tan observador como era, no se dio cuenta de una sombra clandestina que le vigilaba desde una columna.
El detective alzó la cabeza hacia el cielo gris londinense. Iba a llover y no tenía paraguas, así que sería mejor refugiarse hasta que pasase la lluvia.
Entr en una pequeña cafetería y se sentó en la mesa próxima a la ventana.
Por dentro, la cafetería era aun mas pequeña de lo que se había imaginado.Tena las paredes pintadas de un horrible tono rosa pálido. Las sillas y mesas eran de madera oscura todas con sus manteles blancos bordados.
No tardo en atenderle una señora mayor, de unos sesenta y poco años, vestida totalmente de rosa.
—¡Buenos días! ¿Puedo ofrecerle un tè? ¿Quizás… un trozo de pastel?—le sugirió la señora.
Su estomago gruñó al oír las palabras. No había desayunado aquella mañana.
—¡Si por favor! Aunque…. ¿Podría decirme de que es el pastel?—
La señora pensó un momento y le dijo dulcemente que el pastel del día era de carne. Obviamente, con tanta hambre, el detective le dijo que le trajese un gran trozo.
Mientras que la mujer le preparaba el pedido, Albert se quitó la gabardine, se acomodó en su silla y escucho a una voz masculina, lenta y aburrida en la radio sobre un fondo de música suave.
Momentos después, la señora regresó con un pastel caliente, una tetera y una taza que puso sobre la mesa.
—Que aproveche.— le dijo a Albert, sonriendo. El esperaba a que se retirase, pero se mantuvo delante de él esperando a que probase el pastel, así que empezó a comer.
—Está… ¡delicioso!— dijo, casi gritando.
La mujer empezó a reír histéricamente, dejando al detective perplejo.
—Me lo dicen mucho. Y me preguntan como lo preparo para que esté tan bueno, pero eso es el secreto de la casa— le susurro.
El detective se rasco la oreja, algo nervioso, aunque no saba porque.
La mujer continuó —¿Quieres ver como lo preparamos?—
Albert pensó un segundo. No le gustaba nada el rumbo que iba tomando la conversación, tenía prisa y quería volver pronto al trabajo. Decidió seguirle la corriente para satisfacer su curiosidad. Asintió con la cabeza y esbozó una sonrisa falsa.
Se levantó y siguió a la anciana hasta la puerta de la cocina. Ella abrió la puerta y le hizo un gesto de preferencia a Albert. Entró con precaución, aunque no se dio cuenta que la mujer había escondido un cuchillo detrás de la espalda…
Cuando se dio la vuelta la mujer ya no sonreía.
—No te preguntabas como mis pasteles están tan deliciosos?¿No tienes curiosidad de saber mi receta?— le decía
Por alguna razón, Albert se sentía muy asustado. Sus instintos le decían que algo iba terriblemente mal.
Miró a la mujer. Sonreía de nuevo, pero ya no era una sonrisa dulce. Era una mueca grotesca y cruel.
El detective noto que su pulso aceleraba.
Aterrorizado, intento mantener una calma aparente. Al girar la cabeza se encontró en una tabla de cortar lo que parecían los restos de una pierna humana.
Se le revolvieron las tripas y noto como un liquido acido atravesaba su garganta cuando se dio cuenta de lo que había comido. Le entraron arcadas.
La mujer monstruosa volvió a reir histéricamente, sacando el cuchillo que tenia escondido detrás de su espalda.
Parecía que el detective había resuelto el caso, pero ahora también iba a ser víctima de el.
—Estoy segura que confeccionare mi mejor pastel contigo— le dijo, entre carcajadas, antes de clavar el cuchillo en su cuello….
La vida
Caminando por la vereda del río
voy tirando cantos con forma,
me olvido de donde he vivido
y de todo lo que he sufrido.
La vida es dura,
dura como una piedra
adaptarse a la escritura,
y a la sílaba que queda.
En este cálido encuentro
donde te hallas con tu propia vida,
jugando a ser feliz
en ese día a día,
aparece la amarga soledad,
y ese inolvidable perdón
que hacen de ti
una persona especial.
Con este escrito,
yo te diría,
que lo que es bonito
es vivir con alegría.
Guillermo Alonso
domingo, 20 de mayo de 2012
-Ella
Cuando ella sonreía,
También lo hacia yo,
Cuando ella se reía también me reía
yo,
Y cuando ella me quería,
También la quería yo… mentira,
Porque yo la llevo amando desde
no se cuando,
Aunque ella no se entero.
Hasta tal punto
Que no puedo estar un solo día
Sin mirarla, sin abrazarla y sin
besarla.
Y si no lo hiciera por alguna razón,
Se me rompería el corazón.
Y yo no puedo olvidarla,
Ni parar de amarla,
Porque ella manda en mí,
Sin yo poderlo decidir,
Porque sin mi pitufa yo no puedo
vivir.
Alex Rodriguez Senande.
''La Rutina''
Era un día normal,
hasta ese momento no me tocaron la moral,
llegue a clase y me dijeron que tenía examen,
yo pensé que certamen,
miré a mi alrededor,
todo parecía un esplendor,
antes de escribir mi nombre solo pensaba en la posibilidad
de aprobar,
asi que lo que hice fue coger el móvil y buscar.
Empecé el examen con las pilas puestas,
intentando buscar las respuestas,
yo no era muy estudiantil,
lo dicen por mi perfil,
yo soy futbolista,
hasta lo dice mi dentista,
por mis pelos rubios,
abur a mis estudios
Amen.
sábado, 19 de mayo de 2012
Tiene mil trajes de lujo,
son de seda y tafetán.
Nunca beberá un orujo,
ella es más de champán.
Natural indiscutible,
con un precio inaccesible.
Una rica prototipo,
de insaciable apetito.
Anda siempre por Vallecas,
con rubíes y diamantes.
Por extraño que parezca,
no son falsos, son
brillantes.
Tiene pipas y caviar,
algún Porche y un Jaguar,
clientela hasta en la
China,
en Malasia y en Catar.
No hagáis caso a los
prejuicios,
ellos no tienen el mando.
Vete a un bar de carretera,
ella te estará esperando.
Antonio Álvarez García
viernes, 18 de mayo de 2012
Preguntas de un rosa
La rosa le dijo
al clavel:
¿De qué color quieres ser?
¿De qué color quieres ser?
El clavel contestó a la rosa,
del color de mi ser
Y mi ser es infinito, incalculable
igual que tu belleza al mirarte.
La rosa le preguntó al clavel:
¿De qué país quieres ser?
Y el clavel le dijo a la rosa,
del país que un día crearé.
Dónde no haya límites, fronteras
y espacios para recorrer.
Y la rosa le pidió al clavel,
llévame contigo pues quiero
a ese mundo pertenecer.
Ariana Florentino González
jueves, 17 de mayo de 2012
Cuento
Siempre estoy con una sonrisa cada vez
que estoy con ella, siempre que podemos Carolina y yo estamos juntos
en su casa, ella trabaja en un despacho de abogados y yo sigo
estudiando mi carrera de Biólogo marino, hoy es un día bastante
especial Carolina y yo cumplimos un año desde que estamos juntos
asique hoy cenaremos juntos en su casa, le prepararé una gran cena
que cuando la vea se sorprenderá mucho, me hace mucha ilusión este
día espero que no suceda nada que pueda cambiarlo.
8:00. Me despierto, hoy estoy bastante
feliz pensando en que esta noche la podre pasar entera con ella, que
ilusión tengo, tengo tantas ganas de verla que si podría me iría
ahora y estaría todo el día con ella..pero no puedo ella esta
trabajando y yo tengo que ir a la universidad, me visto y desayuno
corriendo hoy me he levantado bastante tarde, ayer me acosté muy
tarde pensando en que había alguien en casa,y que me quería matar
pero no era así.
10:00. Salgo de casa y cojo el bus
hacia la universidad entro en clase, la clase ya había empezado me
siento en mi sitio y me pongo a pensar en ella.
Al cabo de unas horas recibo un mensaje
de ella diciéndome que había tenido problemas en casa con su padre
y que no sabía si podía esta noche invitarme a casa a cenar, me
enfade lo único que quería es estar con ella y su padre no nos
dejaba.
14:00. Salgo de la universidad, la
llamo estamos media hora hablando por el móvil lo único que me dice
es que no sabe si podrá ir hoy a la cena, estoy muy enfadado, cojo
mis cosas y me voy a casa.
Llega la noche ningún mensaje de ella
ni ninguna llamada sigo muy enfadado ya no es con su padre, si no con
ella se que su padre a veces no le deja ir a los sitios porque tiene
que mantener a su hermano pequeño y cuidarle, pero se que esta vez
ha sido ella que ella no quiere verme que lo único que quiere hacer
es irse a casa después de un largo día y tumbarse en el sillón sin
quedar conmigo ni nada estoy bastante triste. Me voy a dormir sigo
pensando en el tema, oigo voces en mi cabeza.
Me levanto al día siguiente esta vez
no me apetece ir a la universidad, pongo la tele y escucho las
noticias mientras que me hago unas tostadas, una mujer hallada en su
casa muerta, tres navajazos hallados en su cuerpo.
-Mujer rubia, ojos azules
llamada Carolina hallada en su casa.
Me giro subo el volúmen de la
televisión me pongo atentamente enfrente del televisor, deduzco que
es ella se me caen las tostadas que estaba haciendo al suelo no me lo
podía creer que había sucedido eso cojo el móvil llamo corriendo a
su padre, me contesta un señor que no era su padre:
-Carlos he oído en las
noticias lo que ha sucedido. ¿Cómo ha podido ocurrir?
-No soy Carlos, soy el agente
García, ¿es usted Juan Domingo?
-Si soy yo, ¿que sucede?
-Hoy le queremos ver en la
comisaría a las 12:00, no falte
-Vale iré allí
Cuelgo el teléfono salgo de casa y voy
hacia la comisaría ¿que habrá pasado? ¿como ha ocurrido todo
esto? y ¿por qué me quieren a mi en la comisaria?.
Llego hay dos policías en la entrada,
el agente está en el banco esperando mi llegada.
- Es usted Juan Domingo
-Si soy yo ¿que ha
pasado?
-Queda detenido por el
asesinato de Carolina Campo
Me quedo aturdido lo único que pienso
es por que creen que he sido yo veo al padre de Carolina llorando con
su hermano pequeño en su lomo, cuando me acerco a ellos el padre me
empieza a gritar que por que he matado a su hija lo único que digo
es pero yo no hice nada por que piensan eso, el padre me mira y me
dice:
-¿Como te atreves?
Me quedo aturdido no se lo que pasa. Me
meten a un cuarto me hacen muchas preguntas extrañas no se por que
me dicen todas esas cosas, lo único que les respondo es que yo no lo
hice. Me traen a un doctor al cuarto, y me pregunta:
-Soy el doctor Ruiz,
¿alguna vez usted ha oído voces en su cabeza?
Me quedo pensando la pasada noche oí
unas cuantas voces pero eso no significaba que yo había matado a
Carolina. No le respondí, el doctor me miro y me dijo:
-Se que es muy difícil
todo lo que te voy a decir pero tu mataste a Carolina es
normal que no te acuerdes ni que creas que has sido tu.
-¿Y por que la iba a
matar?
-Por el simple hecho de
que tienes una enfermedad, esta enfermedad no tiene cura
pero si que se puede tratar tomándote unas pastillas
-¿Que enfermedad tengo?
-Tienes una enfermedad que
se llama esquizofrenia.
No me podía creer lo que me estaba
diciendo tengo 25 años y llevo una vida normal nunca me ha pasado
nada raro lo único que oía eran voces a veces y ya esta y a veces
me podía imaginar que había alguien que estaba dentro en mi casa,
que me quería matar y robar.
El doctor me empezó a informar de esta
enfermedad, me dijo que era una enfermedad en la cuál los pacientes
no se daban cuenta de que llevaban dos vidas diferentes podían estar
muy tranquilos por el día pero si les daba un espasmo como a mi me
había dado, podíamos incluso matar a personas.
Sara López
miércoles, 16 de mayo de 2012
El primer día
Fue mi primer día.
Mi primer día en una ciudad en la que todo el mundo
le gustaría estar. En un lugar donde mis suenhos se podría hacer realidad.
Estaba en la ciudad de las luces. En París.
Eran las 9:00 de la mañana, y ya había
llegado al aeropuerto ‘Charles de Gaulle’ En Francia. Estaba cogiendo la maleta
tras salir del avión y de repente ví a un hombre que pasaba por delante mío iba
increiblemente bien vestido y parecía joven. Tenía un pelo marrón corto, reluciente,
y unos ojos verdes, ‘que quitaban el hipo’. Me quede mirándole hipnotizadamente, cuando en
cuestión de segundos me miró y echo una sonrisa picara. En ese momento supe que
ibamos a volver a vernos.
Eran las 9:30 y estaba montándome en un taxi, hacia
mi hotel.
Al llegar al hotel a las 10:15, decidí organizar mi
ropa para que no se arrugase demasiado en la maleta. Tan pronto acabé sobre las
10:45 fui a dar una vuelta por esta ciudad, para ver los monumentos más
conocidos como por ejemplo la Torre Eiffel. Llevaba un pequeño bolso, con un teléfono
móvil y un diccionario de castellano a francés.
Ver la Torre Eiffel por primera vez, será algo que yo nunca olvidaré. Me había
imaginado algo muchos más pequenho. Pero la torre era gigantesca.
Me gustaba pensar que yo estaba allí, justo en el
momento que la estaban construyendo hace miles de años.
Miré hacia el lado derecho, y ví como a un senhor
se le caía la cartera. Fui a cogerla y fui corriendo para darsela. Le di un
ligero toque en la espalda, se dió la vuelta y no me lo podia creer. Era el
chico tan guapo que había visto esta manhana. Malamente le dije en francés que
se le había caído la cartera y que yo se la cogido para trersela. El debió
dares cuenta que yo era española y rapidamente me
contestó en castellano. Me alegré mucho de que suoiese hablar en castellano
porque no era capaz de buscar palabras en el diccionario mientras mantenía una
conversación.
No sabía cómo agradecérmelo. Me dijo que tenía
papelitos con numeros muy importantes en la cartera. Hasta que llegó a la
conclusion de invitarme a tomar algo a un bar al día siguiente y así poder
seguir hablando. y yo sin pensarlo acepté, quedamos en un bar al lado de la
Torre Eiffel. Lucas(que así se llamaba) tenía prisa nos despedimos .
No me lo podía creer, había quedado con el chico
que ví aquella mañana. Las cosas iban a cambiar, y solo era el primer día.
martes, 15 de mayo de 2012
Poema
Tenía que hacer un poema,
ahí comenzó mi problema.
Yo no era un gran poeta,
busqué rimas, de la a, a la zeta.
Comencé mi travesía,
me adentré en la poesía,
lo primero era el tema,
¡ hay Diós mío qué dilema !
Yo intentaba e intentaba
pero nada me rimaba,
no nací para esto
pero se merecía un esfuerzo.
Y aquí estoy, escribiendo poesía
intentando imitar, a la cuaderna vía.
Y aunque algunos piensen que es una osadía,
yo estoy muy contento, con el fruto de mi travesía.
Álvaro Echávarri.
ahí comenzó mi problema.
Yo no era un gran poeta,
busqué rimas, de la a, a la zeta.
Comencé mi travesía,
me adentré en la poesía,
lo primero era el tema,
¡ hay Diós mío qué dilema !
Yo intentaba e intentaba
pero nada me rimaba,
no nací para esto
pero se merecía un esfuerzo.
Y aquí estoy, escribiendo poesía
intentando imitar, a la cuaderna vía.
Y aunque algunos piensen que es una osadía,
yo estoy muy contento, con el fruto de mi travesía.
Álvaro Echávarri.
martes, 1 de mayo de 2012
DÍA DEL LIBRO
Para conmemorar el DÍA INTERNACIONAL DEL LIBRO hemos convocado un certamen literario.
No tod@s se animan a participar en un certamen... pero sí que han sido much@s los que han dado alas a su creatividad y aquí os presentan sus textos literarios...
¡Muy bien... lo importante es participar!... veamos qué nos cuentan...
No tod@s se animan a participar en un certamen... pero sí que han sido much@s los que han dado alas a su creatividad y aquí os presentan sus textos literarios...
¡Muy bien... lo importante es participar!... veamos qué nos cuentan...
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