miércoles, 5 de diciembre de 2012

“Devuélveme todas las palabras que te he dicho, porque te he estado mintiendo”.


“Devuélveme todas las palabras que te he dicho, porque te he estado mintiendo”.Esas fueron las ultimas palabras que le dirigio Rocio.

 Jorge aún sostenía todas las cartas que ella le había mandado, estaba buscando minuciosamente alguna señal del pasado a la que hubiese tenido que prestar atención anteriormente para hader prevenido la catástrofe ocurrida aquella tarde.

Estaba sentado en su gran salón enfrente de la terraza, desde donde podía ver todo lo que ocurría en Gran Vía,como, por ejemplo, que en la acera de enfrente a la derecha la panaderia de los hermanos Oubdil se ponia en marcha con cansancio, y su competencia  aun no habia despertado.Llevaba en contemplando las calles desde que había llegado a casa, que aunque solía ser  a media tarde, esta vez ni siquiera se dignó a aparecer en la cena, y se atrevió a volver a entrar por la puerta de roble de la entrada ya pasadas las once de la noche.

Acto seguido, entró en su habitación y sacó un baúl en el que guardaba las cartas de Rocío y comenzó a leerlas una detrás de otra hasta que amaneció. 
Fue entonces cuando decidió levantarse y desayunar algo aunque la falta de apetito se lo impidió, debido a la larga y tortuosa noche que había pasado recordando  a lo que él creía el amor de su vida.

Ella nunca había creido en el amor, pero por mas que repetía lo inútil que lo encontraba, mas afán de conseguir su cariño tenia Jorge, conseguir que la chica del corazón helado amase le realmente .
Pensando en esto abrió el grifo, mientras las gotas de agua se deslizaban por su cuerpo y observaba el mármol del baño, el cual oscurecía en el espacio que quedaba entre las baldosas, que relucían como nunca lo habían hecho antes.

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