Mientras Tariq y yo esperábamos el autobús en la parada de delante de su casa me hablaba a de los valores que un buen joven tenia que tener en cuenta y de que no debía responder a las burlas que recibía por mi procedencia, sino que debía soportarlas.
Cuando llegó el 27, subimos al piso superior y nos sentamos en dos de los cuatro asientos que dan la ventana frontal. Ahí Tariq siguió hablando sobre cómo debía comportarme a mis 8 años, entre otras cosas, hasta que pasamos por delante del centro de primeros auxilios. Entonces pulsó el botón, se levantó y me llevó de la mano hasta abajo. Se abrieron las puertas y bajamos.
Yo seguí recto hacia dentro de la escuela y él hacia la derecha, hacia el local de la familia, pero cuando estaba cruzando la calle a toda prisa, como hace siempre, vino un camión y se lo llevó un par de metros hasta que frenó y mi hermano salió volando hasta que se estampó contra el último coche de la hilera que esperaba al semáforo.
Así es como pasó, mamá.
Por Pedro Ferrer
No hay comentarios:
Publicar un comentario