Ahí estaba
el, debajo de una cubierta al lado de la estación de tren. No estaba allí esperando
a alguien sino que al empezar a llover se había puesto debajo para no mojarse y
se había quedado ahí embobado y sin darse cuenta de lo que hacia. Iba para su
trabajo, bien vestido con traje y corbata, el traje de un azul imponente, los
zapatos que fácilmente se podían utilizar como espejo de lo relucientes que
estaban, una camisa blanca y una corbata que era difícil distinguir si era roja
o granate, toda su ropa con aquel especial olor a puro que se podía oler sin
problema . Estaba como iba todos los días, con el pelo peinado hacia atrás con
un toque de gomina para que se le quedase así todo el día, y por supuesto recién
afeitado como le gustaba a él. Le empezó a sonar el móvil que se había comprado
hace apenas un mes, era su jefe que le preguntaba donde estaba y el
desorientado contesto: ``Lo siento, ahora mismo voy para allí y te lo explico
todo’’, al ver que ya llegaba media hora tarde, se puso en el medio y medio de
la carretera y paro un taxi, su día ya empezaba mal.
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