miércoles, 26 de noviembre de 2014

HISTORIAS DE UN CAFÉ DE BARCELONA


  
Estaba sentado en un taburete en el bar, le dí un trago a mi cerveza y una ojeada al reloj. Llegaban tarde, ya me parecía normal en Celso, que llegaba siempre tarde, pero de Luís y Julia no me lo esperaba. Eché otra ojeada al reloj ¡Las cinco y media! ¿Donde estarán los condenados? Le di un segundo trago a la cerveza y, por el rabillo del ojo vi acercarse a Julia:
-         Hombre Julia, ¿como va todo?¡
-         Muy bien Jules , lo siento, he llegado un poco tarde, he tenido que salir tarde de la redacción ¡Hoy ha sido un dia de perros!,
-         No te preocupes mujer, acabo de llegar.
-          ¡Ja!, ¡Ja! Mientes muy mal, la cerveza la llevas ya por la mitad. Por cierto ¿Aún no han llegado Celso y Luís?
Entonces noté unas manos que me agarraban por los hombros, me volví y vi Luis sonriente:
-         ¡Dios! ¡Que susto Luis!
-         __Hombre no hay para tanto!
-         Mirad por allí viene Celso.
Celso dejó el abrigo colgado de la percha y se acercó a nosotros:
-         Hombre Celso, te veo bien, ¿Que frio hace hoy no? -dijo Jules
-         Tampoco tanto, la verdad es que en Galicia se notaba más el frío, pero claro, a ti no te faltan razones para quejarte del frío, ¿Eras del Camerún no?
-         Lo era y aún lo soy- respondió Jules
-         Claro que sí, no podemos cambiar nuestro lugar de origen -dijo Celso
-         Y entonces Jules... ¿Por qué viniste aquí?-le pregunté.
-         A ver… la principal razón fue el trabajo, pero, la historia es larga…-respondió Jules.
-         Tenemos todo el tiempo del mundo. - dijo Luís mientras Julia se pedía una copa.
-         Está bien Luís- Jules se acomodó en una silla y empezó a relatar su historia:
Bueno… yo salí de mi país Camerún para seguir con mis estudios, porque aquí en España veía mas oportunidades y por eso emigré. Aquí en España tenía a mi tío, hermano de mi madre, fallecida de cáncer. Él me ayudó a buscar universidades para seguir estudiando y tuve suerte y estudie política, pero cuando acabé no tuve oportunidades para trabajar de polítio y tuve que probar nuevas cosas. Mi tío me metió en su trabajo, que era una carpintería. Un día fui a una discoteca y conocí a la que es la mujer de mis sueños, y nos fuimos a vivir juntos. A continuación me echaron de mi trabajo como carpintero pero rápidamente encontré otro.
 Me casé con mi mujer. Después de tres meses de habernos casado mi mujer estaba embarazada de un niño que nació el 21 de Abril de 1999. Al cabo de unos años tuve mi segundo hijo, y vivimos todos juntos en un piso, aquí en Barcelona y bueno, eso es todo. Y tu Celso, eres de Galicia, ¿No?
-          La verdad sea dicha -respondió Celso- emigré de Galícia a Barcelona principalmente porque quería ver mundo y conocer otros sitios. Cuando llegué me detuvieron porque no tenía contrato de trabajo. Pero, como todo en la vida, le encontré solución, y ahora como bien sabeis, trabajo aquí, en Barcelona, como carpintero. Vivo en una pensión con 13 compañeros, 11 gallegos, uno de Huesca y uno catalán. A los 18 me fui a Huesca a hacer el servicio militar. Luego fui a Francia. No me gustó nada así que volví a Galicia y allí me casé. Después de un año en Galicia volví aquí, a Barcelona, y estoy pensando que Holanda podría ser mi siguiente destino. Me gustaría visitar otros sitios como La Rioja. Luis, tu eres de La Rioja, ¿No?
-         Pues si -respondió Luis- ¿Queréis que os cuente mi historia?- Todos asintieron con la cabeza 
-         A ver, ¿Por dónde empiezo?- dijo Luis 
-         ¡Por el principio siempre!- dijo Julia. 
-         Pues, yo, como muy bien has dicho, Celso, soy de La Rioja, de Logroño concretamente- explicó Luis- Nací allí y vivía en un piso con mi madre, mi padre y mis dos hermanos. Yo era el mediano. Estuve estudiando allí para poder llegar a ser juez, que es lo que me gustaba en ese momento, y me sigue apasionando hasta hoy en día. Me ofrecieron un trabajo en Barcelona y decidí irme a trabajar allí, aunque no sabía catalán y tenía que dejar a mi familia. En Barcelona todo me fue muy bien, y formé una nueva familia. Así que ahora estoy en Barcelona, pero en un futuro me gustaría volver a La Rioja. Ya que estamos todos contando nuestra historia, Julia, ¿De donde eres?- preguntó Luis.
-         Bueno -respondió Julia- pues yo soy de Cogollos, un pueblecito muy cerca de Burgos, a unas 2 horas de Madrid más o menos. Aun me acuerdo del día que, con mi hermano Toñin, lo dejamos todo, la casa, familiares, muebles, todo allí, y cogimos el autobús que nos llevaba a Burgos. De allí cogimos el tren a las 9 de la mañana que nos llevaría a nuestro destino, Calella de Mar, en Catalunya. En Calella ya estaban mis otros 4 hermanos: Félix, Ángel, Pedro y Manolo, que trabajaban en una fábrica textil de la zona, en la misma que empecé yo a trabajar. Al principio me parecía entretenido, pero en pocas semanas me cansé de coser y coser, así que me busqué otro trabajo también por la zona, y cómo en esos tiempos las ofertas de trabajo eran tan abundantes, no me costó encontrar otro, de dependienta en una agencia de viajes. Ese trabajo me gustó mucho, ya que empecé en verano y entonces había mucha gente que viajaba. A finales del año, la cola de gente que quería viajar era cada día más pequeña, hasta que ya nadie quería viajar hasta las siguientes vacaciones de verano. Entonces, tantas horas sentada en una silla sin atender a nadie, se me hizo tan pesado que decidí volver a buscar trabajo. Dos días después de mandar curriculums a casi todo el mundo me llegó una oferta para escribir en un diario de Barcelona, y sin pensarlo dos veces, vine y hasta el día de hoy, que sigo trabajando aquí. Y nada,  que estoy muy contenta de haber llegado hasta aquí, ya que en el pueblo solo hubiese tenido el trabajo duro del campo y sin sueldo fijo.
-         ¿Que historias mas variadas y diferentes, no creéis?- dijo Celso
-         La verdad es que sí, cada uno con su pasado especial, todos con distintas raíces y ¡Aun así encajamos muy bien!- dijo Luís.
-         Me tendría que ir chicos, que tengo que acabar varias cosas de trabajo y entre historia e historia se nos a ido el tiempo volando-dijo Julia levantándose de la mesa

Se fueron yendo a casa uno a uno y el ultimo que quedo fue Jules, sentado en el taburete del bar, con el vaso de cerveza vació en la mano, pensando en la suerte que había tenido de conocer distintas culturas, gente diferente, muchas lenguas variadas y diferentes maneras de afrontar la vida.



Aitana Martínez, Pau Orive, Iu Pereira y Aleix Mboule

AMISTAD SIN FRONTERAS

Esta es la historia de tres intimas amigas que decidieron empezar una nueva vida.
Un frío día de invierno llega un tren a la estación de Francia. Valeria, una pasajera del tren coge sus maletas  y llama a su amiga Katya para que la venga a recoger.
Katya, su amiga de la infancia se fue de Rusia cuando era muy pequeña porque su padre había encontrado un buen trabajo en Barcelona.  Ahora estudia derecho y tiene su propio piso en el Eixample. Es un piso pequeño pero acogedor y Valeria se instala en la habitación de invitados. Katya es muy acogedora y nada más llegar le prepara algo para comer y se pasan toda la tarde hablando del viaje.
Esa misma tarde un avión aterriza en Barcelona. En él viaja Vika, una joven con ganas de empezar su nueva vida. Llama a su prima Tania para que la acoja. Ella vive con su familia en un piso en el centro de la ciudad. Vivir con esa familia es horrible, pero no tiene a donde ir así que empieza a buscar trabajo.
Después de diez largas horas en autocar, Mercedes llega a Barcelona desde Valladolid. Su hermano, Santi, la recoge en la parada y la lleva a su piso, situado en la avenida Tibidabo. Es un piso grande y espacioso, con tres habitaciones. En una de ellas se instala Mercedes. Después de cenar comida japonesa Mercedes cae rendida en su cama.
Las tres chicas deciden buscar trabajo. Vika empieza a trabajar de asistenta en una familia. Vive con ellos y trabaja durante todo el día. Por la mañana se despierta temprano y va comprar el pan. Luego lleva a los niños al colegio y hace las tareas del hogar. Cuando los niños vuelven les hace la comida, los cuida durante la tarde, les da la cena y los lleva a la cama. Vika lo pasa muy mal en este trabajo, pero le permite tener un poco de dinero y cubre sus necesidades.
Mercedes empieza lavando platos en un restaurante, y al cabo de un mes le ascienden a camarera. Trabaja muchas horas, de las ocho de la mañana a las seis de la tarde. Está harta de este trabajo, pero no tiene alternativa  y necesita ganar dinero hasta encontrar un buen trabajo relacionado con sus estudios.
Valeria empieza a trabajar en uno de los pequeños bazares de su amiga Katya. No gana mucho dinero, pero puede permitirse alquilar un pequeño piso de tres habitaciones. Pronto pone un anuncio en internet para alquilar las dos habitaciones libres y dos días después le llega un correo de una chica que quiere alquilar una de las habitaciones. Su nombre es Vika, desesperada por encontrar un lugar donde vivir.
Vika deja su trabajo con esa familia y empieza a trabajar por horas en diferentes lugares. Se muda a su nuevo hogar y allí conoce a Valeria.
-Hola, soy Vika, ¡encantada! -Se dan dos besos-                      
-Hola yo soy Valeria, me alegro de que vengas a vivir aquí. Ven, te acompañaré a tu habitación.
Vika entra en su nueva habitación, dónde vivirá los próximos meses. La habitación es pequeña, pero acogedora. Tiene una cama doble en el centro. A su derecha hay un armario empotrado y a su izquierda un pequeño escritorio con cajones. Hay una ventana grande, pero las vistas dan a un callejón de la parte trasera del edificio. Vika se instala mientras Valeria prepara la cena.
Una hora más tarde, hacia las nueve de la noche Valeria llama a su puerta para avisar que la cena está lista. Se sientan en la mesa y charlan un poco:
-¿Porqué no me cuentas algo sobre ti? -pregunta Valeria para romper el hielo
-Está bien. Yo nací en un pueblo llamado Vinogradnoe, en Rusia. Antes de venir aquí vivía con mis padres y  mis cuatro hermanos. Vine aquí a Barcelona para cambiar de vida y tener otras ventajas, mi familia siempre me ha apoyado en esto.
-¿De verdad? Yo también soy rusa, ¡qué casualidad!
-Qué alegría habernos conocido, parece que tenemos mucho que contarnos…
Vika y Valeria pronto se hacen muy amigas. Lo hacen todo juntas y se lo cuentan todo. Este es el principio de una gran amistad.
Un mes después de su llegada Mercedes decide marcharse del piso de su hermano, porque está demasiado lejos de la ciudad. Buscando por internet encuentra el anuncio de una habitación en alquiler en el centro de la ciudad, cerca de su trabajo. No es gran cosa, pero no puede permitirse algo mejor, así que decide llamar a Valeria, la propietaria del anuncio.
-Hola, ¿quién es?
-Hola, soy Mercedes, llamo por un anuncio que he visto, quiero alquilar una habitación de tu piso.
-¡Ah! Hola Mercedes, encantada. ¿Así que estás interesada en mudarte aquí?
-Sí, no tengo dinero para pagarme un piso entero, pero me ha parecido una buena opción compartir piso.
-Muy bien, mi compañera y yo estamos de acuerdo en que vengas a vivir con nosotras, así que puedes venir cuándo te vaya bien.
-Perfecto, muchas gracias, seguramente vengo este fin de semana.
-Muy bien, adiós.
-Adiós.
Ese mismo sábado hace un día soleado. El sol se cuela por la ventana sucia y despierta a Vika. Hoy es el día en que Mercedes se va a mudar, Vika y Valeria están muy ilusionadas. Ambas recogen toda la casa y preparan un poco de café. Hacia las once, llaman a la puerta. Es Mercedes: llega con dos enormes maletas llenas de sus cosas. Todas se presentan, charlan un buen rato y se van conociendo. Mercedes les cuenta su vida:
-Nací en Tordesillas, un pueblo pequeño en Valladolid. Allí vivía con toda mi familia: mis hermanos, mis padres y mis abuelos. Siempre hemos sido una familia muy unida, pero decidí irme del pueblo para tener un futuro mejor, ya que allí no hay mucho trabajo. Ahora estoy trabajando de camarera para pagar mis gastos, pero ya he acabado mis estudios y estoy buscando un trabajo mejor.
-¿Y qué hay de vosotras? ¿Cuánto hace que vivís juntas?
-Pues hace un mes y poco, pero nos hemos hecho muy amigas, y estamos muy contentas de que hayas decidido venir a vivir con nosotras.
Una vez Mercedes se ha instalado en la habitación más pequeña, deciden ir a la playa juntas. Ninguna de ellas está acostumbrada a tener la playa tan cerca, pero les gusta tanto, que se quedan toda la mañana tomando el sol. Por la tarde dan un paseo por el Born y se toman unas tapas. Hablan de todo y lo pasan genial todas juntas. ¡No parece que se acaben de conocer!
Pasa un año, y las tres se siguen llevando muy bien. Un día llega una carta al piso. Es para Vika y ella no tiene idea de que puede ser, pero la abre. Es una oferta de un puesto de trabajo en El Prat de Llobregat. Le ofrecen ser gestora social, el trabajo que ella tenía en Rusia. Se pone muy contenta al ver la carta, ¡por fin va tener un buen trabajo! pero por otra parte, le da pena tener que dejar el piso, ya que El Prat de Llobregat le queda demasiado lejos de donde vive. Esa misma noche, les da la noticia a sus amigas:
-Chicas, tengo que contaros algo.
-¿Qué ocurre? -Pregunta Mercedes preocupada.
-¿Hay algún problema? -Pregunta Valeria
-No, pero me han ofrecido un trabajo.
-¡Qué bien! ¡Es una gran noticia! -exclama Mercedes
-¡Estamos muy contentas por ti! -añade Valeria
-Ya, pero... Hay un problema, este trabajo está lejos de aquí, y voy a tener que mudarme. No quiero que nos separemos.
-No te preocupes, tarde o temprano tendremos que vivir separadas, pero nunca vamos a perder el contacto. -la consuela Valeria
Mercedes aprovecha para contarles que se va a Estados Unidos para mejorar su inglés, y que volverá dentro de dos años. Todas se quedan en silencio. Saben que pronto tendrán que separarse, y cada una deberá seguir su camino, pero en el fondo, todas saben que siempre serán amigas, y podrán contar la una con la otra.
Un mes más tarde acompañan a Mercedes al aeropuerto. La despedida es muy dura, saben que no la volverán a ver en mucho tiempo, pero aún así están contentas por ella. De pronto una voz femenina anuncia con elegancia por el altavoz de la terminal que los pasajeros del vuelo B124 deben dirigirse hacia la puerta de embarque.
Mercedes rompe a llorar, y sus amigas tratan de consolarla:
-No te preocupes “Merce”, todo va a salir bien, nos volveremos a ver en cuando vuelvas en Navidad.
-¡Y no te olvides de llamarnos en cuanto llegues al aeropuerto de Nueva York! -Dice Valeria alegremente
-Venga va, ¡que vas a perder el vuelo!- añade Vika
Se dan un abrazo juntas y Mercedes se dirige a la puerta B21.
Las tres saben que sus caminos van a cruzarse de nuevo y que tarde o temprano volverán a pasar esos buenos tiempos juntas, porque la verdadera amistad es algo que dura para siempre.      

FIN.
Alex Cuñado, Julia Meyer y Laia Oriol

AMIGOS POR CASUALIDAD

Eran las 7:00 de la mañana de un día cualquiera del año 2006, Darius estaba en el aeropuerto de Malabo, Guinea Ecuatorial, (donde hasta ahora había pasado toda su vida), con su familia, llevaba una maleta pequeña y un maletín.
Cuando llamaron a los pasajeros del vuelo en dirección a Aragón, se despidió de toda su familia, ya que sabía que no los volvería a ver en muchos años y se embarcó rumbo a Zaragoza (Aragón) donde cogería un tren para llegar a su destino final, Barcelona.

En ese mismo instante, a 4455 km de allí, Antonio y su familia estaban preparando las maletas para coger un tren de Zaragoza (Aragón) hacia Barcelona, donde iban a quedarse a vivir durante una larga temporada.  Antonio estaba muy triste porque no se quería ir, pero la situación económica de su familia lo requería. Antes de irse se despidió de sus abuelos con los que tenía una muy buena relación. Ellos, muy tristes, les dieron uno bocadillos de jamón y unas manzanas de su huerto para comer en el viaje.

Darius, ya en Zaragoza, cogió sitio en el tren, en un asiento un poco  apartado del último vagón. Desde allí aprovechó para contemplar su alrededor, que era muy diferente al que estaba acostumbrado.

El tren salía a las 14.30, Antonio se sentó con sus padres en el final del último vagón. Mientras comían se fijó en un chico de piel morena, ojos verdes y pelo oscuro, corto y rizado, de estatura más bien baja que llevaba una sudadera azul y unos pantalones negros y tendria unos años más que él, ese era Darius.

A   Antonio el viaje se le estaba haciendo muy pesado, por eso decidió matar el tiempo jugando a cartas, pero como sus padres estaban durmiendo y no quería despertarlos, se acercó al chico moreno y le preguntó:
-Hola, me llamo Antonio ¿te gustaría jugar conmigo a cartas?
-Claro que sí -respondió Darius.
Mientras jugaban a cartas, aprovecharon el tiempo para contarse un poco su vida.
-¿Y por que te mudas a Barcelona? -preguntó Antonio intrigado.
-Quería estudiar ingeniería, pero en mi país no se puede estudiar esa carrera -dijo Darius. - ¿y tu? -preguntó Darius.
-Mi familia y yo nos hemos mudado por motivos económicos -contestó Antonio triste.


Juntos se les paso el tiempo volando, pero pronto llegó la hora de bajar del tren, que ya había llegado a su destino.Llegaron a “L’estació de França” de Barcelona a las 18:00 aproximadamente. Sus  casas estaban lejos de allí, así que cogieron el metro hasta llegar a Plaza España donde finalmente se despidieron porque Darius quería ir a ver como era la universidad y Antonio quería ver un poco más la ciudad con su familia antes de ir a su nueva casa, una pequeña casa cerca del MNAC con 2 habitaciones y un baño minúsculo.
Antonio en la vuelta que dio con su familia  se pudo hacer una idea general de cómo era la ciudad: era muy bonita, grande, con calles muy anchas y arregladas, llena de edificios altos y bonitos y un montón de monumentos y esculturas de un gran nivel artístico.

En la familia de Antonio todos ayudaban, el padre había encontrado un trabajo estable  y Antonio ayudaba a su madre con las tareas de casa cuando no estaba en el instituto.
 Al cabo de unos días, cuando volvía para casa de comprar el pan le pareció ver en la lejanía a Darius, pero como no estaba seguro de que fuera él no le dijo nada.Eso se repitió una cuantas veces más en el mismo mes, hasta que por fin un día que lo vió de cerca se decidió a saludarlo.
- ¡Hola Darius! Cuánto tiempo… hace mucho que no nos vemos, ¿vives cerca?   -preguntó Antonio.
-Hola Antonio, si vivo por aquí, lo siento pero ahora mismo tengo muchísima prisa, ya nos veremos otro día -dijo Darius un poco alterado.

Pasaron cerca de tres meses que no se volvieron a ver, hasta que un día al llegar a casa del instituto se topó con Darius en el ascensor.
-Hola Antonio, qué haces tú por aquí? - preguntó Darius muy sorprendido.
-Ay, ¡no te había visto Darius! Yo vivo aquí  - respondió Antonio también muy sorprendido.
-¿En Serio? ¡Yo también! - dijo Darius.
-¡Que casualidad! - gritaron los dos casi a la vez.
Los dos continuaron la conversación mientras subían en el ascensor, estaban muy emocionados por vivir tan cerca. Allí mismo acordaron que quedarían un dia que no estuvieran muy ocupados con los estudios  y se despidieron de nuevo.

Después de eso Antonio pasó muchos días y muchas horas en casa de Darius, pasaban mucho tiempo juntos, jugaban a juegos de mesa, o se explicaban historias que les habían pasado de pequeños, en su lugar de origen. En definitiva se hicieron muy buenos amigos. 
Pero esto no acaba aquí porque unos días más tarde llegaron las malas noticias. Habían destinado a su padre a trabajar en León, eso significaba que tenían que irse de Barcelona y lo que más rabia le daba a Antonio, era tener que dejar a Darius. De alguna manera tenía que contarle a Darius que se tenía que marchar así que unos días más tarde se lo contó.
-Darius -dijo Antonio.
-¿Si?,¿Que quieres Antonio? -preguntó Darius extrañado.
-Lo siento mucho, han destinado a mi padre a León. Nos marchamos la semana que viene -respondió Antonio muy apenado.
Darius no sabia que contestar, estaba muy triste por esa noticia.
Al final se despidieron pero en el fondo tenían la esperanza de volver a encontrarse algún día

FIN
. Clara Morillas, Pau Serrano y Júlia Olivares.

EL PRINCIPIO DE UNA NUEVA VIDA



Esta historia la inició mi abuelo. Un amigo suyo de Ecuador le envió una carta donde le explicaba toda la historia. Mi abuelo, que en paz descanse, me enseño la carta, y en su recuerdo, escribí esta pequeña novela.
Cuatro personas que emigraban de sus países en busca de una vida mejor, se conocen en el aeropuerto:
Liliana  estaba esperando su maleta y al ver que la maleta no llegaba, dos personas se acercaron. Eran Mario y Yessi, que se habían conocido en el vuelo. 
- ¿Que sucede?- Preguntó Mario.
- Llevo mucho rato esperando la maleta, y no aparece.- Dijo Liliana a punto de llorar. - No te preocupes, seguro que aparece- le dijo Yessi intentado consolarla.
Entonces Galo apareció con la maleta de Liliana.
 -¡Muchas gracias! 
A partir de entonces, los cuatro empezaron a hablar y se presentaron:
Yessi les dijo que tenía 34 años y venía de Ecuador. Entonces Liliana dijo que era de Perú y tenía 43 años. Galo les explicó que el era Colombiano y tenía 28 años. Y Mario dijo que tenía 42 años y venía de Almería. Los cuatro se miraron y Galo les preguntó que iban a hacer. A lo que Yessi respondió que ella no tenía donde alojarse. Entonces Liliana les ofreció quedarse en casa de una amiga suya durante unos días.
Después los cuatro amigos cogieron un taxi, que los llevó a la casa donde vivía la amiga de Liliana. Llegaron a la casa y cansados del largo viaje y de la incertidumbre se fueron a dormir.
Al levantarse a la mañana siguiente,Mario dijo  que cuando se tuvieran que ir de la casa, tendrían que buscar un alojamiento y un trabajo para poder pagarlo.
Galo dijo que mejor primero fueran a desayunar y que después con el estómago lleno lo hablarían.

Los cuatro se fueron a dar una vuelta y a buscar un café para desayunar.
 - ¿Por qué no buscamos piso? No nos podemos quedar aquí eternamente. - dijo Mario.
 - ¡Me parece buena idea!- respondió Yessi, vamos a hablar con mi contacto que tiene una Agencia de empleo. Y así lo hicieron.
Después de unos días, encontraron alojamiento por separado y por suerte, un trabajo. Yessi encontró trabajo cuidando niños, eran dos hermanos de cuatro y seis años un poco revoltosos pero muy buenos, con ellos se encontraba muy a gusto, ella consiguió un permiso para poder trabajar en España, al igual que Liliana pero en su caso eran dos niñas y un niño de los que tenía que cuidar. Mario fue a trabajar en un supermercado pequeño y acogedor situado en  de Poblenou y Galo seguía vendiendo cuadros abstractos en una pequeña galería, que gracias al poco dinero que traía y al que unos amigos le habían prestado pudo montar, a esto era a lo que se dedicaba en Colombia.
Llegó la hora de despedirse, todos estaban tristes y un poco nerviosos por la nueva situación que tendrían que afrontar, entre bromas y risas Liliana dijo que había pasado unas semanas muy agradables con ellos, y que habían sido como su pequeña familia. Galo les agradeció todo lo que habían hecho por él y, recordando su llegada a España dio las gracias a esa maleta casi perdida.
- Esto no es un adiós,  sino un hasta luego. Seguiremos en contacto- Dijo Mario.
Después de tres años, los cuatro siguen siendo amigos, tienen pareja y Yessi tiene un hijo. Todos están muy contentos de haber emigrado. Dejaron algo buenos, pero se encontraron con algo mejor, la amistad, la familia, el amor y la felicidad.



Anna Bigas, Nicolás Bravo, Mar Rodríguez y Samuel Ferrer.

DECISIÓN VIRTUAL


Un día nublado en Paraguay estaba María sentada delante del ordenador esperando a que Maribel se conectase al chat para acabar de hablar de su gran viaje juntas.
María era una chica joven de Paraguay, lista y aplicada, que después de la muerte de su madre decidió emigrar para estudiar y tener más oportunidades laborales.
Maribel, en cambio era una mujer divorciada con hijos que quería emigrar para que en el futuro, sus hijos tuvieran una educación mejor.
Se conocieron en una web de internet donde personas de diferentes países se conocen hablando para emigrar juntas y compartir piso, antes de decidir emigrar estuvieron conociendose por chat y por “Skype”y finalmente decidieron emigrar a Barcelona, España, el piso lo alquilaron por internet.
María tardó aproximadamente un año en ahorrar lo que necesitaba para el vuelo y para poder vivir tres meses antes de encontrar trabajo, y Maribel tardó 3 años, ya que tenía que pagar los gastos de sus hijos.
El 25 de Noviembre se encontraron después de horas en el avión en el aeropuerto de Barcelona, para ir juntas en el mismo taxi al piso que habían alquilado por internet en la zona del Raval de Barcelona. El piso era pequeño y estaba en una callejuela donde vivían más inmigrantes de origen latinoamericano como Maribel y María.
La primera impresión que tuvieron una de la otra fue buena, ya que ya se habían visto por “Skype” varias veces antes de decidir emigrar juntas. Después de llegar al piso, el casero les dio las llaves y les explicó como iba el agua, los fogones y las calderas y cuando él se fue se instalaron cada una en su respectiva habitación y estuvieron tres horas hablando de cómo había sido el viaje en avión, lo que iban hacer el día siguiente y como organizarse en el tema de la limpieza de la casa y la comida.
Al día siguiente después de emigrar como no tenían comida porque no había ido a comprar fueron a desayunar a un bar de la plaza del barrio, cuando acabaron se fueron a casa a coger dinero para ir al supermercado a comprar, pero tuvieron algunos problemas para llegar.
Después de recoger la compra y ponerla en el sitio que habían acordado en el piso, decidieron conocer un poco la ciudad a donde habían emigrado y decidieron empezar por el barrio, donde conocieron a sus vecinos y fueron a ver una exposición de fotografía al Macba, en una plaza donde habían muchos "skaters".
Al cabo de un mes la dos encontraron trabajos. Maribel lo encontró gracias a una vecina suya, que la recomendó en una casa de la zona alta de Barcelona como ama de llaves. En cambio María se estaba sacando el título para ser monitora de comedor en colegios de educación primaria, mientras trabajaba en un bar por la noche.
María y Maribel aún vivían juntas en el mismo piso, y con el tiempo y el apoyo mutuo se volvieron como madre e hija.
Ahora, María ha encontrado novio y se ha ido a vivir con él a un pisito en Poblenou, ha dejado el trabajo de camarera y ahora trabaja en un colegio cerca de su piso, todo eso después de haber acabado los estudios.
Maribel, en cambio ha vuelto a su país ya que no se quería perder cómo crecían sus hijos y cómo se hacían adultos.

                                                                            MAX BAYARRI, LEA CABOT, MARTA ELIAS  


Immigración: Una historia de ida sin vuelta




3/3/2012
Querido diario, me llamo Lautaro y voy a explicar cómo llegué a Barcelona:

Me encontraba en mi casa, en Nicaragua. Hacía ya dos años que había roto con Claudia, y necesitaba recuperarme. No sabía qué hacer, así que me puse en una web, eDarling. Me encontré chicas, digamos, curiosas, pero al final me decanté por una andaluza muy apreciable, que vivía en Barcelona. Hablábamos cada día, casi tres horas. Puede parecer triste, patético, pero me acabé enamorando de ella…

Al final no pude más y decidí darle una sorpresa un poco especial. No tenía demasiado dinero, pero con algún crédito de la mafia nicaragüense pude venir. Cogí un avión, el viaje duró unas 14 horas. Cuando llegué no sabía dónde ir, ni siquiera sabía dónde vivía ella. Así que tuve un Skype con Paca (así se llamaba la chica andaluza). Quedamos en un bar de la Vila Olímpica. La primera impresión fue... decepcionante. Era un poco difícil de ver, ya que no se parecía nada a las fotos. Me había enamorado de una persona que no era. Estuvimos discutiendo y al final se disculpó y me invitó a su casa a pasar la noche, para poder marchar por la mañana. Fuimos allí, pero había alguien más en casa. Olivia, su compañera, era la chica de la que realmente me había enamorado. Era aragonesa y al hablar un rato, descubrí que era la chica de la que realmente me había enamorado. Solo tenían dos habitaciones y tuvieron que dormir juntas las dos chicas mientras que yo dormí solo en la otra habitación. Sinceramente, tenía ganas de dormir con Olivia, pero las entendí perfectamente y me quedé en mi cama. 

Al despertar almorzamos juntos y estuvimos charlando y explicando cada uno su historia. Descubrí que estaba locamente enamorado de la chica aragonesa. Cuando Paca se fue a trabajar (Olivia estaba parada) ella y yo nos quedamos solos en casa. Yo lo había dejado todo en mi país, la familia, el trabajo, mis sueños y esperanzas sólo por amor. Había habido un pequeño malentendido, pero ahora por fin me encontraba con la chica perfecta, era imposible no amarla y yo noté que ella pensaba lo mismo sobre mí. Así que nos entrelazamos en nudos de amor y tuvimos una divertida mañana. 

Yo me quedé unas cuantas semanas en Barcelona, empecé a salir con Olivia y me hice muy amigo de Paca. También trabajé de varias cosas en Barcelona, de camarero de algún bar, de basurero y finalmente monté una tienda de cigarrillos electrónicos (fue cuando empezó la moda) y una yogurtería (también empezaba la moda por esos tiempos). Fue un poco difícil gestionar los dos negocios, pero al ser tan revolucionarios le dieron vidilla al barrio y bastante gente acudía allí. Los negocios acabaron funcionando y contraté a gente para que trabajara allí. Antes de ser autónomo no tenía claro mi futuro, dónde viviría, pero finalmente pensé que lo mejor era quedarme en Barcelona. 

Al cabo de un año y medio saliendo con Olivia y un año después de formar los negocios Olivia y yo nos fuimos a vivir juntos a la Barceloneta, compramos un piso pequeño donde nuestro amor casi no cabía. Seguimos adelante, nos casamos y en la luna de miel, en Indonesia, con todo el calor de verano, no nos importó, tuvimos la mejor noche de nuestra vida. Al cabo de nueve meses, ya en Barcelona, nació Humbert, nuestro primer hijo. A partir de ese momento, descubrí que nunca había sido tan feliz, que me encantaba estar en Cataluña con Olivia y que me quedaría aquí por toda la vida. Había sido muy fácil adaptarme a la cultura catalana, aunque me daba mucha pena no haberme comunicado con mi familia de origen, a la que tenía olvidada. Pero ahora todo iría bien. FIN.” 


-¡Qué fuerte!- dijo Martina, la nieta de Lautaro, que leía todo esto y se quedaba sorprendida.

Ainoa Balastegui, Sergi Mialet, Marcel Recasens