lunes, 24 de noviembre de 2014

UN MOMENTO INOLVIDABLE

UN MOMENTO INOLVIDABLE

Pablo y yo estábamos hablando por teléfono sobre mi llegada a México para empezar nuestra carrera profesional en una gran Universidad.

- Hola Pablo, estoy a punto de embarcar. ¡Llegaré sobre las diez a México! No te olvides de venir a buscarme.
- Te esperaré en el Starbucks del aeropuerto, nos vemos después, ¡que vaya bien!

Javier estaba nervioso porque era el primer avión en el que se montaba. Se sentía nervioso y empezó a temblar. A su lado se sentó una chica muy guapa de ojos marrón claro, blanca de piel, pelo largo, alta y delgada. 
Lo notó bastante nervioso y le preguntó si le pasaba algo. Entonces él le empezó a explicar que era la primera vez que subía a un avión y que tenia algo de pánico. Ella le ofreció un chicle y le dijo que se relajara, que no pasaría nada. Ambos empezaron a hablar y la conversación fue agradable y fluida, hablaron sobre el viaje que iban a realizar y dio la casualidad de que iban a ir a la misma Universidad a estudiar. Al fin del viaje Javier, entre risas, agradeció a Laura la conversación, ya que le había hecho olvidar el miedo que tenia por el vuelo. Fue un viaje muy entretenido y agradable. 

-Javier ¿Qué tal ha ido el vuelo? ¿Y esta chica tan guapa quién es?
- Es Laura, la he conocido en el avión y hemos congeniado muy bien, ¿puede venir con nosotros? no tiene casa, está sola y da la casualidad que también irá a estudiar a la misma Universidad que nosotros.
- Claro ningún problema. Soy Pablo el primo de Javier, encantado. ¿Vamos para casa?
- ¡Igualmente, gracias! Sí, vamos, que estoy algo cansada del viaje.

Al cabo de un año, al acabar todos la carrera, Laura incluida, quisimos celebrarlo a lo grande y decidimos ir a visitar Barcelona todos juntos para tener una experiencia inolvidable en un sitio encantador.

Una vez en Barcelona, después de haber visitado todos los monumentos y sitios emblemáticos de la ciudad, como la Sagrada Familia, el Parque Güell...  de los cuales nos quedamos bastante asombrados, ya que en México es todo distinto, decidimos hacer algo diferente, una travesía en barco por el litoral de Cataluña, un viaje recomendado por muchos de los folletos que llevábamos.

Al no tener ningún permiso para conducir barcos y todo tipo de vehículos acuáticos tuvimos que ir acompañados de un capitán de velero. El capitán se llamaba Mariano, un hombre de unos 40 años, muy amable, extrovertido y a la vez muy serio y responsable de su trabajo. Además de hacernos de capitán, al conocerse bastante bien la zona de la Costa, hizo un poco de guía turístico y nos explicaba detalladamente varias zonas por las que pasábamos a lo largo de la travesía.  Como el viaje era largo y, por lo tanto, íbamos a permanecer cierto tiempo juntos, Mariano  nos empezó a explicar que él no era catalán, sino que nació y creció en Cordoba y que, a los veinte años, para mejorar sus condiciones de vida, decidió ir a vivir a Barcelona. Él nos explicaba que le costó mucho tomar esa decisión, que allí era todo distinto, pero que finalmente estaba orgulloso de lo que había hecho, que era feliz aquí y que ahora no se iría por nada del mundo.

Llegaba la hora de comer,  las barrigas nos rugían de hambre y entramos en un restaurante. Mientras comíamos una rica paella en un restaurante muy popular de Calella, muy alterado, exclamé: -Escuchad chicos, ¿Qué os parece la idea de permanecer juntos mucho tiempo, más cerca y unidos?
Y Laura con una expresión dubitativa en la cara me respondió: - ¿A qué te refieres con eso, Javier?
Y me alarmé y dije: -¡A vivir todos juntos! 
Tanto Pablo como Laura y Mariano se quedaron sorprendidos por la propuesta que planteé pero todos estuvieron de acuerdo y así lo decidimos.

Al llegar a Barcelona rápidamente nos ocupamos de encontrar algún piso donde poder vivir, Laura, tu abuela, y yo empezamos una relación y más tarde nos casamos. Mariano y Pablo convivían con nosotros en la casa y así fue durante veinte años, hasta que Pablo volvió a México y Mariano decidió vivir solo,  para dejarnos más tranquilos.
Con este recuerdo tan grande, permaneceré durante el resto de mi vida, Raúl.

-¿Y eso es todo, "iaio"?
-Sí, y de esta manera conocí a tu abuela y me quedé a vivir aquí. Por ese hecho, desde ese día soy emigrante y el hombre más feliz del mundo.
-¡Qué bonito abuelo! Ojalá yo pueda vivir algo así. Con toda esta historia seguro que sacaré muy buena nota en el trabajo, ¡gracias! ¡Y buenas noches!
-Buenas noches, descansa.


Helena Cortés-Clara Garcia-Anna Gomez-Sandra Sánchez

No hay comentarios:

Publicar un comentario