Gabriela, una chica de tan solo 8 años estaba haciendo las maletas
para marcharse con su madre, Juana, y su hermana de 6, Mónica, a España. Hacia
mucho tiempo que su madre llevaba planeándolo, porque no vivían demasiado bien
el Venezuela.
Las dos chicas se fueron a despedir de todos los amigos que tenían
allí, de la escuela, del barrio… Ellas no querían marcharse, pero la madre creía
que era la decisión correcta.
Una vez preparadas, vino el camión para llevarse todos los
muebles, y llevarlos en barco hasta Barcelona.
Después de toda la carga, cogieron un taxi para que les llevara al
aeropuerto de Venezuela.
En el taxi, las dos niñas pensaban en lo que pasaría. El viaje se
les hizo un poco largo.
Una vez en el aeropuerto, un señor les acompañó a facturar las
maletas, ya que llevaban muchas porque se mudaban. Una vez hecha la
facturación, fueron al control de seguridad, para ya entrar en el avión. Antes
de pasar, el señor que les acompañaba se despidió. Resulta que tuvieron que
estar allí 15 minutos porque todo el rato pitaba la alarma del control. Al
pasar los 15 minutos, por fin pudieron pasar. ¡La maquina estaba estropeada!
Entraron en el avión, no había casi nadie, ya que fueron con
bastante tiempo de antelación para evitar problemas, y no perderlo.
Las dos chicas estaban nerviosas por que tenían ganas de vivir en
Barcelona, pero por otra parte tenían pena de dejar su lugar natal. Les
esperaba un viaje bastante largo de 12 horas como mínimo.
Por otro lado, yo, Cesar, estoy muy estresado. Llevo meses
sin ver a mi mujer y mis hijas, y hoy por fin puedo volver para estar con ellas
para siempre. Desde hace un par de años que vivo en Perú, y cada mes voy a
Venezuela para ver a mi familia. Así que cojo todas las maletas y objetos
personales, cierro la puerta de casa y voy camino al aeropuerto.
Cuando llego allí no ocurre ningún problema para pasar el control
y subir al avión. Una vez allí me pongo muy nervioso por lo que me espera,
aunque todavía tengo que pasar por Madrid para luego coger otro hasta Barcelona.
Por un momento pienso que todo es fruto de mi imaginación, porque hace tanto
tiempo que no las veo…
Una vez allí, en Barcelona, me dirijo a la casa que habíamos
comprado unas semanas antes. Allí nos instalaremos los cuatro.
Ahora me dirijo al aeropuerto para encontrarme con el resto
de la familia, y solo puedo pensar en ellas. Pido un taxi y le pido se dirija a
el Aeropuerto. ¡¡Qué nervios!!
Una vez el avión aterrizó las tres estaban muy nerviosas. no sabían
lo que pasaría a partir de aquel momento en que empezarían una nueva vida en
otro país.
Al salir del avión, fueron a buscar las maletas. Estaban muy
excitadas y las hijas deseaban ver a su padre con mucha ansia. Cuando salieron
todas estaban muy preocupadas porque
no encontraban a César.
Cuando llegué al aeropuerto no encontraba a las chicas...
hasta que aparecieron de la nada.
-¡Estáis muy guapas todas! -digo César sorprendido - ¡y también
muy altas!
-¡Papá!- Gritaban Gabriela y Mónica, emocionadas- ¡Papá!
-¡César!- Exclamó Juana
-¡Juana!- Dijo Cesar, dándole un gran abrazo- ¿Que tal estás?
-¡¡Muy emocionada!!- Le contestó su mujer.
Las hijas, mientras tanto se habían ido a mirar las tiendas que había
por la zona
-¿Vamos a coger un taxi? - preguntó cesar -
- ¡Si!- Contestaron todas
- ¿Tenéis ganas de empezar una nueva vida?- Les dijo Cesar,
mientras abría la puerta de un taxi
Todas entraron dentro del coche que les llevaría a su futura
casa. Las niñas miraban por la ventana del vehículo muy contentas.
Una vez llegaron a su destino, la nueva casa en la que vivirían,
empezaron a deshacer las maletas y se instalaron cómodamente. Como era tarde y
estaban todos muy cansados por el largo viaje. Desde ese momento empezaron a
vivir nuevas experiencias.
César encontró trabajo de ayudante en un restaurante y Juana
empezó a dar clases particulares.
Las niñas fueron a una escuela pública donde hicieron muchas
amistades.
Creo que ha sido una buena decisión de empezar una nueva
vida todos juntos en Barcelona. Actualmente, yo, César, he abierto un
restaurante en Barcelona, de momento tiene bastante éxito y espero que siga
así. Por otra parte Juana esta bastante ocupada con las clases particulares ya que, poco a poco, van aumentando sus alumnos.
Todas estamos muy contentas de haber emigrado a Barcelona-
explica Gabriela- porque tenemos más tiempo para estar con nuestro padre y
porque hay muchas cosas que en Venezuela no teníamos.
Fin
De Judit Pérez, Marta Moro y Núria Gil
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