Esta es la historia de tres intimas
amigas que decidieron empezar una nueva vida.
Un frío día de invierno llega un tren
a la estación de Francia. Valeria, una pasajera del tren coge sus maletas y llama a su amiga Katya para que la venga a
recoger.
Katya, su amiga de la infancia se fue
de Rusia cuando era muy pequeña porque su padre había encontrado un buen
trabajo en Barcelona. Ahora estudia
derecho y tiene su propio piso en el
Eixample. Es un piso pequeño pero acogedor y Valeria se instala en la
habitación de invitados. Katya es muy acogedora y nada más llegar le prepara
algo para comer y se pasan toda la tarde hablando del viaje.
Esa misma tarde un avión aterriza en
Barcelona. En él viaja Vika, una joven con ganas de empezar su nueva vida.
Llama a su prima Tania para que la acoja. Ella vive con su familia en un piso
en el centro de la ciudad. Vivir con esa familia es horrible, pero no tiene a
donde ir así que empieza a buscar trabajo.
Después de diez largas horas en
autocar, Mercedes llega a Barcelona desde Valladolid. Su hermano, Santi, la
recoge en la parada y la lleva a su piso, situado en la avenida Tibidabo. Es un
piso grande y espacioso, con tres habitaciones. En una de ellas se instala
Mercedes. Después de cenar comida japonesa Mercedes cae rendida en su cama.
Las tres chicas deciden buscar
trabajo. Vika empieza a trabajar de asistenta en una familia. Vive con ellos y
trabaja durante todo el día. Por la mañana se despierta temprano y va comprar
el pan. Luego lleva a los niños al colegio y hace las tareas del hogar. Cuando
los niños vuelven les hace la comida, los cuida durante la tarde, les da la
cena y los lleva a la cama. Vika lo pasa muy mal en este trabajo, pero le
permite tener un poco de dinero y cubre sus necesidades.
Mercedes empieza lavando platos en un
restaurante, y al cabo de un mes le ascienden a camarera. Trabaja muchas horas,
de las ocho de la mañana a las seis de la tarde. Está harta de este trabajo, pero no
tiene alternativa y necesita ganar
dinero hasta encontrar un buen trabajo relacionado con sus estudios.
Valeria empieza a trabajar en uno de
los pequeños bazares de su amiga Katya. No gana mucho dinero, pero puede
permitirse alquilar un pequeño piso de tres habitaciones. Pronto pone un
anuncio en internet para alquilar las dos habitaciones libres y dos días
después le llega un correo de una chica que quiere alquilar una de las
habitaciones. Su nombre es Vika, desesperada por encontrar un lugar donde
vivir.
Vika deja su trabajo con esa familia
y empieza a trabajar por horas en diferentes lugares. Se muda a su nuevo hogar y allí conoce a Valeria.
-Hola, soy Vika, ¡encantada! -Se dan
dos besos-
-Hola yo soy Valeria, me alegro de
que vengas a vivir aquí. Ven, te acompañaré a tu habitación.
Vika entra en su nueva habitación,
dónde vivirá los próximos meses. La habitación es pequeña, pero acogedora.
Tiene una cama doble en el centro. A su derecha hay un armario empotrado y a su
izquierda un pequeño escritorio con cajones. Hay una ventana grande, pero las
vistas dan a un callejón de la parte trasera del edificio. Vika se instala
mientras Valeria prepara la cena.
Una hora más tarde, hacia las nueve de la
noche Valeria llama a su puerta para avisar que la cena está lista. Se sientan
en la mesa y charlan un poco:
-¿Porqué no me cuentas algo sobre ti?
-pregunta Valeria para romper el hielo
-Está bien. Yo nací en un pueblo
llamado Vinogradnoe, en Rusia. Antes de venir aquí vivía con mis padres y mis cuatro hermanos. Vine aquí a Barcelona
para cambiar de vida y tener otras ventajas, mi familia siempre me ha apoyado
en esto.
-¿De verdad? Yo también soy rusa,
¡qué casualidad!
-Qué alegría habernos conocido,
parece que tenemos mucho que contarnos…
Vika y Valeria pronto se hacen muy
amigas. Lo hacen todo juntas y se lo cuentan todo. Este es el principio de una
gran amistad.
Un mes después de su llegada Mercedes
decide marcharse del piso de su hermano, porque está demasiado lejos de la
ciudad. Buscando por internet encuentra el anuncio de una habitación en
alquiler en el centro de la ciudad, cerca de su trabajo. No es gran cosa, pero
no puede permitirse algo mejor, así que decide llamar a Valeria, la propietaria
del anuncio.
-Hola, ¿quién es?
-Hola, soy Mercedes, llamo por un
anuncio que he visto, quiero alquilar una habitación de tu piso.
-¡Ah! Hola Mercedes, encantada. ¿Así
que estás interesada en mudarte aquí?
-Sí, no tengo dinero para pagarme un
piso entero, pero me ha parecido una buena opción compartir piso.
-Muy bien, mi compañera y yo estamos
de acuerdo en que vengas a vivir con nosotras, así que puedes venir cuándo te
vaya bien.
-Perfecto, muchas gracias,
seguramente vengo este fin de semana.
-Muy bien, adiós.
-Adiós.
Ese mismo sábado hace un día
soleado. El sol se cuela por la ventana sucia y despierta a Vika. Hoy es el día
en que Mercedes se va a mudar, Vika y Valeria están muy ilusionadas. Ambas
recogen toda la casa y preparan un poco de café. Hacia las once, llaman a la
puerta. Es Mercedes: llega con dos enormes maletas llenas de sus cosas. Todas
se presentan, charlan un buen rato y se van conociendo. Mercedes les cuenta su
vida:
-Nací en Tordesillas, un pueblo
pequeño en Valladolid. Allí vivía con toda mi familia: mis hermanos, mis padres
y mis abuelos. Siempre hemos sido una familia muy unida, pero decidí irme del
pueblo para tener un futuro mejor, ya que allí no hay mucho trabajo. Ahora
estoy trabajando de camarera para pagar mis gastos, pero ya he acabado mis
estudios y estoy buscando un trabajo mejor.
-¿Y qué hay de vosotras? ¿Cuánto hace
que vivís juntas?
-Pues hace un mes y poco, pero nos
hemos hecho muy amigas, y estamos muy contentas de que hayas decidido venir a
vivir con nosotras.
Una vez Mercedes se ha instalado en
la habitación más pequeña, deciden ir a la playa juntas. Ninguna de ellas está
acostumbrada a tener la playa tan cerca, pero les gusta tanto, que se quedan
toda la mañana tomando el sol. Por la tarde dan un paseo por el Born y se toman unas tapas. Hablan de
todo y lo pasan genial todas juntas. ¡No parece que se acaben de conocer!
Pasa un año, y las tres se siguen
llevando muy bien. Un día llega una carta al piso. Es para Vika y ella no tiene
idea de que puede ser, pero la abre. Es una oferta de un puesto de trabajo en El Prat de Llobregat. Le ofrecen ser
gestora social, el trabajo que ella tenía en Rusia. Se pone muy contenta al ver
la carta, ¡por fin va tener un buen trabajo! pero por otra parte, le da pena
tener que dejar el piso, ya que El Prat
de Llobregat le queda demasiado lejos de donde vive. Esa misma noche, les
da la noticia a sus amigas:
-Chicas, tengo que contaros algo.
-¿Qué ocurre? -Pregunta Mercedes
preocupada.
-¿Hay algún problema? -Pregunta
Valeria
-No, pero me han ofrecido un trabajo.
-¡Qué bien! ¡Es una gran noticia!
-exclama Mercedes
-¡Estamos muy contentas por ti!
-añade Valeria
-Ya, pero... Hay un problema, este
trabajo está lejos de aquí, y voy a tener que mudarme. No quiero que nos
separemos.
-No te preocupes, tarde o temprano
tendremos que vivir separadas, pero nunca vamos a perder el contacto. -la
consuela Valeria
Mercedes aprovecha para contarles que
se va a Estados Unidos para mejorar su inglés, y que volverá dentro de dos
años. Todas se quedan en silencio. Saben que pronto tendrán que separarse, y
cada una deberá seguir su camino, pero en el fondo, todas saben que siempre
serán amigas, y podrán contar la una con la otra.
Un mes más tarde acompañan a Mercedes
al aeropuerto. La despedida es muy dura, saben que no la volverán a ver en
mucho tiempo, pero aún así están contentas por ella. De pronto una voz femenina
anuncia con elegancia por el altavoz de la terminal que los pasajeros del vuelo
B124 deben dirigirse hacia la puerta
de embarque.
Mercedes rompe a llorar, y sus amigas
tratan de consolarla:
-No te preocupes “Merce”, todo va a
salir bien, nos volveremos a ver en cuando vuelvas en Navidad.
-¡Y no te olvides de llamarnos en
cuanto llegues al aeropuerto de Nueva York! -Dice Valeria alegremente
-Venga va, ¡que vas a perder el
vuelo!- añade Vika
Se dan un abrazo juntas y Mercedes se
dirige a la puerta B21.
Las tres saben que sus caminos van a
cruzarse de nuevo y que tarde o temprano volverán a pasar esos buenos tiempos
juntas, porque la verdadera amistad es algo que dura para siempre.
FIN.
Alex Cuñado, Julia Meyer y Laia Oriol
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