Esta historia la inició mi abuelo. Un
amigo suyo de Ecuador le envió una carta donde le explicaba toda la historia.
Mi abuelo, que en paz descanse, me enseño la carta, y en su recuerdo, escribí
esta pequeña novela.
Cuatro
personas que emigraban de sus países en busca de una vida mejor, se conocen en
el aeropuerto:
Liliana estaba esperando su maleta y al ver
que la maleta no llegaba, dos personas se acercaron. Eran Mario y Yessi, que se
habían conocido en el vuelo.
- ¿Que
sucede?- Preguntó Mario.
- Llevo mucho
rato esperando la maleta, y no aparece.- Dijo Liliana a punto de llorar. - No te preocupes, seguro que aparece-
le dijo Yessi intentado consolarla.
Entonces Galo
apareció con la maleta de Liliana.
-¡Muchas
gracias!
Yessi
les dijo que tenía 34 años y venía de Ecuador. Entonces Liliana dijo que era de
Perú y tenía 43 años. Galo les explicó que el era Colombiano y tenía 28 años. Y
Mario dijo que tenía 42 años y venía de Almería. Los cuatro se miraron y Galo
les preguntó que iban a hacer. A lo que Yessi respondió que ella no tenía donde
alojarse. Entonces Liliana les ofreció quedarse en casa de una amiga suya
durante unos días.
Después los cuatro amigos cogieron un taxi, que los
llevó a la casa donde vivía la amiga de Liliana. Llegaron a la casa y
cansados del largo viaje y de la incertidumbre se fueron a dormir.
Al levantarse a la mañana siguiente,Mario
dijo que c uando se tuvieran que ir de la casa, tendrían que
buscar un alojamiento y un trabajo para poder pagarlo.
Galo dijo que mejor primero fueran a desayunar y que después con el
estómago lleno lo hablarían.
Los cuatro se fueron a dar una vuelta y a buscar un café para
desayunar.
- ¿Por
qué no buscamos piso? No nos podemos quedar aquí eternamente. - dijo Mario.
- ¡Me
parece buena idea!- respondió Yessi, vamos a hablar con mi contacto que tiene
una Agencia de empleo. Y así lo hicieron.
Después de
unos días, encontraron alojamiento por separado y por suerte, un trabajo. Yessi encontró trabajo
cuidando niños, eran dos hermanos de cuatro y seis años un poco revoltosos pero
muy buenos, con ellos se encontraba muy a gusto, ella consiguió un permiso para
poder trabajar en España, al igual que Liliana pero en su caso eran dos niñas y
un niño de los que tenía que cuidar. Mario fue a trabajar en un supermercado
pequeño y acogedor situado en de Poblenou y Galo seguía
vendiendo cuadros abstractos en una pequeña galería, que gracias al poco dinero
que traía y al que unos amigos le habían prestado pudo montar, a esto era a lo
que se dedicaba en Colombia.
Llegó la hora de despedirse, todos
estaban tristes y un poco nerviosos por la nueva situación que tendrían que afrontar, entre bromas y
risas Liliana dijo que había pasado unas
semanas muy agradables con ellos, y que habían sido como su pequeña familia.
Galo les agradeció todo lo que habían hecho por él y, recordando su
llegada a España dio las gracias a esa maleta casi perdida.
- Esto no es
un adiós, sino un hasta
luego. Seguiremos en contacto- Dijo Mario.
Anna Bigas, Nicolás Bravo, Mar Rodríguez y
Samuel Ferrer.
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