martes, 22 de enero de 2013

Acaba la canción ,me espera el monstruo.


Acaba la canción y espero. La sensación de que el tiempo se expande como si fuera una goma o burbuja, se expande y empiezo a tener la sensación de que detrás de la cortina me acecha, al acercarme ansiosamente compruebo su inexistencia, pero un vistazo a la cocina y lo vislumbro, me apresuro e intento buscar algo que me aleje de él, que me haga sentir viva como cuando estaba cantando el anterior estribillo.

Mi mente se convierte en una maquina de ideas y las palabras surgen de todos lados atosigando mi mente, las aparto, tras considerarlas una por una, palabras que me tele-transporten, imágenes que me hagan revivir, cualquier cosa que me aleje de esa apabullante tortura que se acerca inminente, mi aburrimiento, que intenta consumirme por dentro hasta dejarme vacía y carente del resto de sensaciones. Me acerco a la nevera, como último recurso, pero continua ahí, mi aburrimiento me observa, impaciente al no encontrar nada que me provoque interés, en ningún sitio. Incluso mi cuarto, antaño el sitio donde todas las cosas fluían y eran barrera para el tedio, ahora esa barrera se muestra roída y atravesada por este.

Me absorbe lentamente, cual veneno mortal, creyendo que no noto su presencia, pero la tengo ahí presente, reconcomiéndome poco a poro ,los brazos se vuelven bloques de piedra, y las piernas, columnas romanas, indestructiblemente fuertes e inmóviles, la mente, del mismo modo, se me tranquiliza, y noto que ya es demasiado tarde para cualquier tipo de intervención, he perdido la batalla entre mi propio hastío y yo, oigo unos acordes que resuenan, y un par de golpes de batería, la siguiente canción comienza, y todo mi cuerpo recibe la energía perdida hace escasos segundos,  mi propio monstruo exquisito me había torturado cambiando segundos por horas en mi mente, ese monstruo que aprovechó los dos segundos entre canción y canción para convertir mi mente en una bomba de relojería…Ese monstruo….

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