Hablaban las gentes de un ser,
un monstruo mundano
exquisito pero cercano
que Con frecuencia se dejaba ver.
Con varios nombres se le conocía,
cansancio, desgana, hastío,
pero en el cuerpo mío
como aburrimiento lo veía.
Bastante difícil de combatir
atacaba a la fácil presa,
sola apartada y tiesa
con su llama apunto de morir.
Por eso recomiendo,
cuando lo veas aparecer,
estar alerta y atento
y buscar algún quehacer
que mate el aburrimiento
Pedro Montero de Espinosa Moya 4ºB
Buen poema.
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