lunes, 21 de enero de 2013

Ese monstruo exquisito

Es otro día, me levanto como siempre con un frío recorriendo todo mi cuerpo, estoy cansada, no tengo ganas de hacer nada, lo único que me apetece es estar en la cama y no hacer nada, pero debo levantarme, vestirme y salir  para ir al colegio.
Todas las mañanas me levanto con la ilusión de que hoy sea un día diferente, divertido y alocado, algunos días lo son, pero la mayoría de los días es la misma rutina de siempre, que consiste en levantarme, vestirme desayunar, peinarme , lavarme los dientes, y salir corriendo de casa para no llegar tarde al cole.
Van pasando la horas, este es uno de esos días en los que no te enteras de nada y todo te da igual, estoy en clase un poco dispersa, pensando en mis cosas y mirando cada dos por tres el reloj para ver si el tiempo pasa, pero no, va muy lento, los ojos se me va cerrando pero no dejaré que el aburrimiento gan... y peleo con él por mantenerme despierta y atenta, pero llega un momento en el que no puedo mas y el vence, ya tiene lo que quería  y lo ha conseguido.

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