domingo, 25 de noviembre de 2012

¿Conoces a Emily?


 Bajo el rascacielos más grande de la ciudad, en esa gran calle con el sonido del tráfico y las pisadas de la gente, se encontraba Emily.

Emily era una chica rubia y alta. Alta debido a sus puntiagudos y elevados tacones. Inflada por el botox que le proporcionaba esa imagen de muñeca de porcelana. En su ropa se veía lo caprichosa que era y lo mimada que estaba por su jefe y también por sus padres. Una ingente cantidad de crédito por parte de quien la mimaba se podía ver en la ropa que lucía con su elegancia y porte.
Estaba pletórica, pues su sueño se había cumplido. Acababa de demostrar que no era una chica malcriada sino que sabía ascender por sus propios méritos.  Había conseguido ser la “It-girl” del momento. Estaba acostumbrada. Su entorno le preparó desde el primer momento para lo que sería su destino: representar lo más superficial, pero al mismo tiempo, lo que la prensa amarilla describía como la referencia, ella, la única en que fijarse. Su estilo. Cualquier cosa que adquiriera con su visa platino, sería la que muchas otras buscarían sin descanso para imitarla. Su ropa, sus joyas, su forma de pensar sería imitada por millones de chicas jóvenes. Locales de moda, restaurantes y actos benéficos…Estos le situarían ahí…en portada.

Sus tacones pisaron las cabezas necesarias para lograrlo. Ni más ni menos. Y ahí estaba ella. Donde quería. En el candelero. Lo había conseguido.

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