martes, 27 de noviembre de 2012

Soñar


Sonó el despertador a las siete en punto, como cada mañana. Despegó sus labios y exclamó "Ya va", sabía que estaba solo, que nadie le llamaba, pèro era su manera de demostrar que la soledad le dolía. Se desperezó tumbado en la cama observando a su alrededor, todo seguía igual, nada había cambiado. Cómo odiaba esa delsilusión matutina al ver que aún seguía viviendo la misma triste vida, en su triste piso Aquella casa, ese diminuto piso, si se le podía llamar piso a ese cuchitril de mala muerte situado encima de aquel maloliente burdel al que solo acudían cuatro vagabundos borrachos en busca de un poco de calor, de cariño. Como detestaba también su habitación, con esas paredes desconchadas y esas cortinas roídas llenas de hollín, curioso como había llegado hasta allí, porque chimnea no había: A saber como habia amueblado el piso su casero.

Como cada mañana se fue a lavar la cara, para olvidarse de la desilusión de seguir en este mundo, en esta vida. Se miró en el espejo, y siguió insistiendo con esa mancha, día tras día intentaba limpiar lo que él creía que era vaho. Mientras pensaba cómo le gustaría que algún día todo eso cambiara, que algún dia durmiese en un colchón mudo, con una almohada de plumas; tener una casa de colores uniformes, no le importaba cuales fueran, incluso podrían ser negras, de hecho lo prefería; se sentía tan identificado con ese color, toda la vida acompañandole. Ojalá enla hora del sudoku en vez de oírse ratas correteando por allí se oyese a sus hijos jugando mientras su mujer cocinaba un jugoso estofado.

Terminó de asearse y se dispuso a macharse, a ganarse el pan, para poder seguir viviendo, mas bien para poder seguir soñando, porque aquello no era vida.

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