Sonó el despertador. Un rayo pálido se asomaba por la cortina. Su cuerpo yerto, no respondía a las ordenes del cerebro. Cuanto mas quería menos podía hasta que de repente, sintio una sensacion de frío glacial
corriendo por el cauce de sus venas. Durante unos segundos, pensaba
estar congelado. La culpable, su insensible madre que deseaba su regreso
al mundo real. Lentamente, pero con seguridad, se levantó. Fue un
proceso difícil y languido. Comenzó a dar pequeños pasos, se detuvó. La luz resplandeciente de la cocina señalaba el comienzo del desayuno. Renovó sus pasos, sabiendo que le esperaba lo peor. Torció a la derecha, dirigiéndose al baño. El baño estaba abarrotado de objetos pero solo dirigió la
mirada hacia el reluciente lavabo, sus pensamientos oscilaban entre si
abrir el grifo o no. Dudoso, levantó el mango, tenía un tacto frío y cálido. Comenzó a salir un aterrorizante chorro de agua. Sin pensarlo, juntó las manos temblorosas y cuando se habían llenado de agua, Zas! Ahora estaba realmente despierto.
Por: Cesar Wang
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