lunes, 26 de noviembre de 2012

La Ciudad

La ciudad nunca duerme. Los coches siempre circulan, el ruido nunca cesa.

En alguna parte de la ciudad, intento dormir, sola. Intento desesperadamente vaciar mi mente, pero la  ciudad no me lo permite. Las horas pasan, aunque parece que el tiempo ha parado. Intento dormir, pero los  sonidos de la ciudad me llevan a otros sitios.

Un vagabundo  duerme en Hyde Park, bajo un árbol, sin más que una manta. El frio invernal es tal que le cuesta moverse y la vida se escapa de su cuerpo. Pero a nadie le importa. La ciudad sigue, despierta.
Una chica joven no tiene más remedio que marcharse, aterrorizada con el señor rico.

“Yo te cuidare, no te preocupes guapa”

Solamente imaginar la cara del señor y la pobre chica me da asco. Sigo intentando dormir aunque el sueño no viene.

Desde la ventana veo los rayos del sol rompiendo el horizonte. Con el amanecer, la ciudad se transforma. El vagabundo y la joven no importan, y ya no existen. Los coches ya no son los mismos, Y las personas también han cambiado.

Pero la ciudad sigue despierta.

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